La Ciudad de la Justicia de Valencia. EPDAUn juzgado de lo Social de Valencia ha
declarado improcedente el despido de una trabajadora del sector tecnológico
tras considerar que los objetivos comerciales que la empresa le imponía eran
“desproporcionados y carentes de base objetiva”.
La resolución no solo da la
razón a la empleada, sino que sienta un precedente relevante en un contexto en
el que cada vez más empresas utilizan criterios de productividad excesivos para
justificar ceses sin causa real.
La trabajadora llevaba más de seis años
en la plantilla y había demostrado una trayectoria profesional sólida,
cumpliendo metas de forma constante y recibiendo evaluaciones positivas. Sin
embargo, a raíz de un cambio en la dirección del departamento comercial a
finales de 2022, la política de objetivos fue modificada radicalmente: se
duplicaron las cifras mínimas de captación sin aumentar recursos, sin modificar
zonas geográficas ni dotar de herramientas adicionales. En apenas seis meses,
su rendimiento fue calificado como “deficiente” y en octubre de 2023 fue
despedida por bajo rendimiento.
Proceso judicial
Durante el proceso judicial, ha quedado
acreditado que los nuevos objetivos eran materialmente inalcanzables con los
medios disponibles, y que se aplicaban de manera desigual entre distintos
miembros del equipo. Según la sentencia, “no puede considerarse incumplimiento
voluntario ni negligente el hecho de no alcanzar cifras que exceden con mucho
la capacidad operativa del puesto”.
El juzgado concluye que se ha producido
un abuso de poder por parte de la empresa, ya que no hubo un proceso de
evaluación objetivo ni medidas progresivas de mejora del rendimiento. En
palabras del fallo: “la falta de resultados no puede erigirse por sí sola en
causa suficiente para justificar el despido cuando se ha producido un cambio
radical en los parámetros de medición, sin negociación ni adaptación previa”.
El fallo obliga a la empresa a readmitir
a la trabajadora en su puesto o, en su defecto, a abonarle una indemnización de
33 días por año trabajado, junto con los salarios de tramitación desde la fecha
del despido.
Defensa
La defensa de la empleada ha sido asumida
por el despacho Toro Abogados, concretamente por el letrado Graciano Tamame, especialista en
Derecho del Trabajo y Seguridad Social, con amplia experiencia en litigios
relacionados con despidos, sanciones y condiciones laborales abusivas. Tamame
ha señalado que “la presión empresarial no puede justificar la vulneración de
los derechos fundamentales del trabajador, especialmente cuando se manipulan
los estándares de rendimiento para generar artificialmente incumplimientos que
no existían”.
Desde Toro Abogados, equipo de abogados
laboralistas, destacan que este tipo de casos están en aumento,
especialmente en sectores sometidos a dinámicas comerciales muy agresivas, como
el tecnológico, el financiero o el de ventas a distancia. “Nos encontramos cada
vez más con despidos encubiertos bajo excusas de bajo rendimiento que no se
sostienen ni en datos objetivos ni en un seguimiento técnico serio. La justicia
está empezando a dar respuestas claras a este fenómeno”, explica el abogado.
Este caso ha despertado el interés de
organizaciones sindicales y asociaciones profesionales que denuncian la
creciente precarización en entornos donde, bajo la apariencia de modernidad y
flexibilidad, se esconde una presión constante e insana por resultados.
La
trabajadora, que ha preferido mantener el anonimato, afirma sentirse aliviada
por la sentencia: “Me hicieron sentir culpable por no alcanzar lo que era
directamente imposible. Fue una etapa muy dura, emocional y profesionalmente.
Hoy, al menos, sé que no estaba equivocada y que mis derechos han sido
reconocidos”.
Desde el despacho insisten en que el
acompañamiento legal es fundamental para afrontar este tipo de situaciones:
“Muchos trabajadores aceptan un despido sin reclamar, por miedo o por
desconocimiento. Pero cuando hay una estrategia legal bien fundamentada, los
tribunales pueden revertir estos abusos y restituir la justicia”.
La sentencia, que todavía no es firme,
puede ser recurrida por la empresa ante el Tribunal Superior de Justicia de la
Comunidad Valenciana. Sin embargo, según fuentes cercanas al procedimiento, la
empresa estaría valorando abonar la indemnización para evitar un nuevo juicio
que podría dar aún más visibilidad al caso.
Esta resolución supone un nuevo respaldo
judicial frente a políticas empresariales abusivas, y recuerda que el
rendimiento exigible debe ser razonable, objetivable y alcanzable, sin que su
incumplimiento se convierta en un subterfugio para prescindir de trabajadores
de forma arbitraria.
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