Esta noche a las 3 serán las 2. /EPDA El fin de semana del 26 de octubre será el más largo del año gracias a la entrada del llamado “horario de invierno”. En la madrugada que va del sábado al domingo los relojes se retrasarán (automáticamente si están conectados a internet, manualmente en caso de relojes mecánicos) y a las tres de la mañana volverán a marcar de nuevo las dos, dando una hora extra para dormir esta noche que se volverá a perder el próximo 30 de marzo de 2025.
¿Por qué se cambia la hora?
Aunque la gente no suele darse cuenta las horas de luz se van reduciendo desde que empieza al verano. El día llegá su límite en el solsticio de verano, que se sitúa sobre el 20 de junio y no vuelve a crecer hasta pasado el 20 de diciembre cuando el sol, después de estar tres días situado en su punto más bajo vuelve a crecer.
Por ese motivo, ahora mismo, el sol no asoma en la Comunitat Valenciana, hasta pasadas las ocho de la mañana y si no se cambiara la hora, antes de llegar a diciembre el día arrancaría pasadas las nuev. Además hay que tener en cuenta que el día arranca aún más tarde cuanto más estemos al Oeste nos situemos así que si no se cambia la hora el Sol no llegaría hasta alrededor de las 10 a zonas como Huelva o la costa gallega.
Por ese motivo se añade una hora, y a partir del domingo las actuales ocho de la mañana pasarán a ser las siete, y los valencianos se despertarán más cerca de la salida de un Sol que, en cualquier caso, seguirá reduciendo sus horas de luz hasta al menos Navidad.
¿Qué desventajas tiene el cambio de hora?
Mientras las ventajas se reducen a lo económico, las desventajas se centran más en el efecto que tiene en las personas.
Al dar una hora más de sueño el cambio de hora de invierno no tiene un efecto tan agresivo en la población como tiene el de verano (en el que se pierde una hora de repente), Tan sólo notarán durante unos días la sensación de que se tiene hambre o sueño más pronto de lo habitual, pero en poco tiempo los cic,os internos de los ciudadanos se ajustarán por si solos.
Sin embargo sí que puede tener efectos claros en personas que estén sufriendo procesos depresivos, puesto que el sol se pondrá una hora antes que el día anterior y, día a día, desparecerá antes. Es importante en este caso tomar las precauciones habituales como hacer algo más de ejercicio, o socializar con gente para sobrellevar el cambio hasta que empiece a crecer en diciembre.
También afecta a los niños pequeños, especialmente los lactantes, y a los adolescentes.
¿Pero no se iba a eliminar el cambio de hora?
Cada vez existe un mayor consenso en que el ahorro económico que supone el cambio de hora no es tan grande como se calculaba gracias a las mejoras en los procesos productivos y que no compensa del todo los costes en el ánimo de las personas. Y existe la intención firme de poner sobre la mesa el fin del cambio horario. Sin embargo está situación no es tan fácil como parece.
Como hemos dicho el Sol no sale a la misma hora en Valencia que en Galicia, así que es difícil saber cual es la mejor opción para la población. Quedarse en el horario de invierno, por ejemplo supondría que en el verano valenciano el sol salga sobre las 5 de la mañana (cuando no se aprovecha) y se ponga a las 20 horas o antes, quedarse en el horario de verano, haría que Galicia tuviera meses en los que la oscuridad se extendería hasta las 10 de la mañana.
La situación se agrava especialmente en España porque durante la dictadura de Franco se sacó al país de su horario solar. La península Ibérica tiene exactamente la misma hora solar que Reino Unido (el meridiano de Greenwich atraviesa Castellón), pero sin embargo en su reloj se marca una hora más que en Londres porque el dictador quiso que tuviera la misma hora que Alemania. Después de tanto tiempo con la población acostumbrando sus hábitos sociales y alimenticios al horario central europeo es difícil volver al horario solar natural.
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