Sergio Villalba Valero. /EPDAQuienes aventuraron, erróneamente, que la economía colapsaría ante cada subida del Salario Mínimo Interprofesional ahora auguran los peores vaticinios ante la propuesta de reducir la jornada hasta las 37,5 horas semanales sin pérdida de poder adquisitivo y nuevamente, la realidad mostrará que se equivocan, pues los datos económicos evidencian que hay margen para que se produzca tal reducción y es que el debate de fondo, más que ir sobre si las cifras dan, va sobre incrementar la calidad de vida de la mayoría de las personas, mejorando la calidad del empleo y sobre cómo se reparte la riqueza generada.
En las últimas décadas, el aumento del coste laboral ha crecido en términos medios por debajo de la productividad aparente del trabajo. Dicho de otra forma, la mayor parte del crecimiento de la riqueza ha ido a parar principalmente al bolsillo de las empresas y no a los salarios. En este sentido, reducir la jornada contribuirá a repartir más equitativamente la riqueza, generada entre todos y todas, pues la riqueza no cae del cielo sino que se genera en sociedad.
Así mismo, trabajar menos horas supondrá reducir el estrés laboral e incrementar el tiempo libre, lo que permitirá mejorar el descanso y todo ello impactará positivamente en la salud física y mental de las personas trabajadoras, reduciendo los índices de absentismo y las bajas por enfermedad, en este sentido, la reducción de la jornada además de contribuir al bienestar laboral, también beneficiará a las empresas.
Por otro lado, la reducción de la jornada sin pérdida de poder adquisitivo guarda cierta similitud con la subida del Salario Mínimo Interprofesional, en el sentido de que marca unos mínimos que mejorará la calidad de vida de millones de personas trabajadoras. Con todo, la jornada de 37 horas y media semanales no queda tan lejos como parece ya que mediante la negociación colectiva actualmente en promedio, la jornada ya se sitúa en 38 horas y media semanales.
Dedicar menos horas al trabajo contribuirá también a disponer de más tiempo para conciliar la vida personal y laboral y ayudar a avanzar en la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, al tiempo que la reorganización de la jornada laboral anual podría suponer tener que acudir menos días al centro de trabajo y reducir de ese modo el número de desplazamientos, con el consiguiente beneficio ambiental por la reducción de las emisiones de gases contaminantes asociados a los desplazamientos al trabajo e incluso aminorar el volumen de accidentes in itinere.
Para terminar, con los márgenes empresariales en máximos, conviene recordar que la economía es fruto de la interacción social y que lejos de ser un fin en sí misma, la economía, es un instrumento para mejorar las condiciones de vida, a través de un trabajo digno y reducir la jornada laboral a 37 horas y media semanales sin pérdida salarial contribuirá a mejorar dichas condiciones.
Sergio
Villalba Valero
Secretari
General de CCOO en Camp de Morvedre i Alt Palància.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia