VICENTE J. GARCÍA NEBOT./EPDA Sólo me ha costado dos minutos encontrar la página al preguntarle a Google por la información disponible sobre riesgo de inundaciones en la Comunitat Valenciana. Y allí me encuentro el Decreto 81/ 2010. Un Decreto de hace catorce años en el que se homologa nuestro Plan Especial ante el riesgo de inundaciones en nuestra “terreta”, que es de 1999.
En él se explica la organización ante una situación de emergencia, quién es el responsable y quién y cómo se debe actuar.
Ese mismo año, el 2010, se aprobó Ley valenciana de Protección Civil y Gestión de Emergencias. Y desde aquella época tenemos planes para todo: el Plan Territorial de Emergencia de la CV (2013). Y hay Planes Especiales para riesgos de incendios forestales (1999), riesgos sísmicos (2011), por transportes de mercancías peligrosas (2011) de Industrias químicas (2011), riesgo de nevadas (1993) o Riesgo nuclear (2013).
Conocemos nuestro territorio como la palma de la mano, y ya hemos sufrido experiencias similares “per tot arreu”. Se sabe qué municipios tienen riesgo de inundación de origen fluvial y con qué intensidad (lo dice el PATRICOVA) y se tienen establecidos puntos de control en cada municipio (es lo que le sirve a la Confederación Hidrográfica para dar los avisos).
Dice el Plan que AEMET debe emitir Boletín de Fenómenos Meteorológicos Adversos con alerta roja con previsiones de más de 180 l/m2 en 12 horas o 90 l/m2 en una hora. Y así lo hizo.
El sistema funciona. Pero el problema es cuando al mando hay monos con dos pistolas que no saben leer ni pensar por sí solos. Pueden matar sin querer.
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