Toni Quintana Martínez, Secretario de Agricultura, ganadería y Pesca en la CEN del PSPV-PSOE./EPDA
Eso es lo que llevo escuchando desde hace 5 meses cada vez que
acudo a las manifestaciones convocadas por la sociedad civil afectada por la
DANA del 29 de octubre.
Carlos Mazón ha perdido el apoyo de la ciudadanía. Su gestión ha
sido un cúmulo de errores, improvisaciones y decisiones que han puesto en jaque
la confianza en la Generalitat Valenciana. No es solo una cuestión de ideología
o de rivalidad política; es una cuestión de responsabilidad.
Desde que asumió el cargo, Mazón ha demostrado una falta de
capacidad para liderar en momentos críticos. La reciente crisis provocada por
la DANA ha sido la gota que colmó el vaso. Su reacción tardía, su incapacidad
para gestionar la emergencia y su desconexión con la realidad de los afectados
han indignado a la población. Miles de valencianos y valencianas han salido a las calles para exigir su
dimisión, y con razón. Un gobernante que no sabe estar a la altura de las
circunstancias no merece seguir en el cargo.
Pero el problema de Mazón no es solo su gestión de crisis. Su
gobierno ha estado marcado por medidas que benefician a unos pocos, mientras
los servicios públicos siguen deteriorándose. Sus políticas económicas han
favorecido a las élites, mientras que la mayoría de los ciudadanos no ven
mejoras en su día a día. Y cuando llega el momento de rendir cuentas, su
estrategia es la evasión, eludir responsabilidades y aferrarse al cargo.
Su negativa a dimitir solo demuestra que su prioridad no es la
Comunidad Valenciana, sino su propia supervivencia política. Pero, ¿a qué
precio?, estos días lo hemos visto, asumiendo el discurso de la extrema derecha
en cuanto a los inmigrantes o la agenda verde, que por cierto fue aprobada por
la comisión europea donde el partido popular gobierna.
La credibilidad de la
Generalitat se hunde, el descontento crece y Comunitat Valenciana necesita un
liderazgo fuerte, comprometido y capaz de gestionar los desafíos del presente y
del futuro.
¿Y ante todo esto que hace el presidente de su partido, el señor
Feijoo?, nada, protegerle, aplaudirle y jalearle como pudimos ver en la última
reunión que tuvieron los populares.
Por ello pienso que no solo es el problema de Mazón, sino es el
problema endémico del partido popular, la misma manera de reaccionar ante un
error o un fallo grave en la gestión y con víctimas mortales, lo vimos con el
accidente del metro o en el accidente aéreo del YAK42 y el más reciente con el
atentado islamista perpetrado en la estación de Atocha. Además con el mismo
denominador común que es el desprecio hacia las víctimas y sus familiares.
Por respeto a los ciudadanos, por dignidad política y por una
cuestión de salud democrática, Mazón debe dimitir y convocar elecciones. Su
tiempo ha terminado. Ahora es el momento de dar la voz a los valencianos y
valencianas para que decidan quién quiere que les gobierne en los próximos años
y acometa junto al gobierno de España la reconstrucción, que la maldita DANA
provoco en tantos municipios de nuestra provincia.
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