Vicente Mompó, en el centro de la imagen, flanqueado por sus dos vicepresidentas y rodeado del resto de diputados de su equipo./RAQUEL ABULAILAFiel a los cánones habituales en política, el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, ha remodelado su gobierno más o menos a mitad de mandato. En el caso de su institución provincial, las variaciones resultan más limitadas: no puede (al contrario que el presidente del Consell) destituir o incorporar a diputados si no le convence alguno o quiere tirar de banquillo.
Cada uno mantiene su acta en propiedad hasta final de mandato salvo que renuncien de manera voluntaria o por cuestiones sobrevenidas (enfermedad o fallecimiento), o dejen de ser concejales, condición indispensable para disponer de escaño provincial.
Y Mompó, aficionado a la estrategia futbolística y política, ha hecho lo que está en su mano: cambiar jugadores de posición. En este caso, se ha basado, sobre todo, en reforzar a sus dos capitanas, las dos mujeres que son, después de él y casi siempre cada una a un lado suyo, las caras visibles de la institución.
Con las dos demuestra sintonía en cada acto, aunque de manera diferente. A Natalia Enguix, la representante del decisivo partido Ens Uneix que aporta el diputado determinante a la mayoría del PP, le une el pertenecer ambos a municipios del interior de la provincia de Valencia, de su vertiente sureña y de habla valenciana. “Tienen mucha sintonía”, recalca un avezado político que conoce bien esa relación.
Enguix representa el ala izquierda del gobierno (la mayoría de dirigentes de Ens Uneix procede del PSPV) y la sonrisa perenne, además de la esencia del localismo. Titulada en Ciencias Políticas, ha logrado mantener un equilibrio en la gestión y una visibilidad complicada a base de multiplicarse en actos. Coordina el área fundamental de Cooperación Municipal –la que orienta las inversiones en localidades-, además de Igualdad o Memoria Democrática, a las que desde esta semana suma Promoción Económica.
La ingeniera industrial Remedios Mazzolari ejemplifica la esencia del PP. También, al igual que Mompó y Enguix, procede de un municipio de interior de habla mayoritaria valenciana. En su caso, viene de ganar en 2019 y 2023 las elecciones en Llíria, aunque en ambas ocasiones un pacto entre PSPV y Compromís le ha privado de la alcaldía. Destaca por un perfil sobrio, discreto, de presencia constante y gestión contundente. Por ello, a su vicepresidencia segunda y a la poderosa delegación de Carreteras añade ahora la siempre compleja y nada lucidora área de Personal. Sin descuidar las que ya lleva con trascendencia interna de Contratación, Central de Compras, Mantenimiento y Proyectos Técnicos.
Entre ambas -Mazzorali y Enguix-, emerge, en múltiples sentidos, el presidente de la Diputación, Mompó. El acompañamiento constante de las dos vicepresidentas–siempre flanqueado por ellas- acentúa su perfil centrista –no hace mucho el portavoz de Vox en Les Corts, José María Llanos, le afeaba no tener claro en qué partido estaba por defender el valenciano en la consulta de la lengua en centros educativos-, valencianista y municipalista.
A esta composición de imagen suma –faceta nada desdeñable- su inusual –en la vida política- sinceridad y desparpajo para, sin meterse en batallas políticas estériles, ayudar a que el PP de la provincia de Valencia conecte con una parte importante de su militancia que no se siente lo suficientemente representada por los máximos responsables autonómicos.
Y en esta metamorfosis sin estridencias del ejecutivo provincial sobresale el continuo ascenso de la alcaldesa de Puzol, Paz Carceller, que suma Administración General a la delegación de Asistencia Técnica y Jurídica a los Municipios. Y, por el lado contrario, la rebaja de presión al alcalde de Utiel, Ricardo Gabaldón, a quien resta Personal, que, como hemos indicado, asume Mazzorali.
En la práctica, podríamos resumir todo en la máxima d Giuseppe Tomasi di Lampedusa de “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Y como está es un pacto entre PP y Ens Uneix, con el respaldo en la sombra de Vox, que funciona sobre la base del triángulo político Mompó-Enguix-Mazzorali.
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