José Tomás Varea, cronista oficial de Tuéjar. /EPDA Hace algunas décadas “ser de pueblo” estaba mal visto, significaba ignorancia, atraso cultural, tecnológico e incluso económico. El que podía se marchaba a las ciudades donde había más “oportunidades” y los que seguían aferrados a los pueblos veían volver, en vacaciones, a sus antiguos paisanos con brillantes coches utilitarios, que reflejaban el avance que habían experimentado.
Afortunadamente, esto ha cambiado, con la saturación de las ciudades, la contaminación, los altos precios de la vivienda y la necesidad de moverse en distintos medios de transporte por las grandes distancias urbanas, la gente llega al convencimiento de que la vida en la ciudad tiene menos calidad y es más cara. El retorno de jubilados a sus localidades de origen o el regreso al pueblo en las vacaciones y fines de semana, es un reflejo de las mejores condiciones de vida que se tiene en los pueblos. La calidad del aire y el contacto con la naturaleza nos evita muchos problemas de salud que se padecen en las ciudades.
Hay personas que, en los últimos años, han cambiado su segunda residencia en el pueblo como residencia habitual, sobre todo si se tienen hijos que se pueden escolarizar en escuelas e institutos pequeños, menos masificados y con una atención más directa. En temas de salud, aunque en los problemas sanitarios graves hay que acudir a los centros urbanos, en donde están ubicados los grandes hospitales, la atención primaria en las zonas rurales está menos masificada y se tiene un trato más humano y con menos esperas. La gente se está dando cuenta que la vida en el campo tiene sus ventajas y el teletrabajo permite trabajar desde el pueblo, aunque pertenezcas a la plantilla de una empresa de la ciudad. Estamos observando que, el regreso a las zonas rurales, poco a poco, va creciendo en los empadronamientos en nuestros Ayuntamientos. Además de esto, estamos notando un incremento en el número de alquileres de viviendas, mientras parece que se ha detenido el crecimiento en las saturadas y masificadas zonas de costa, en donde la inversión privada y el apoyo de los gobiernos fue abundante en otros tiempos, mientras se abandonaba el mundo rural. Parece que la costa ya no está tan de moda por la masificación y el abuso del cemento y de la urbanización en la orilla del mar.
Lo rural, cada día, tiene más prestigio y resulta cada vez más atractivo. A ello han contribuido la mejora en las carreteras que ha disminuido la “distancia” entre los pueblos y las ciudades ya que los kilómetros son los mismos, pero lo que cuenta es el tiempo invertido en los desplazamientos y éste es menor en la actualidad. También ha mejorado la fibra óptica con lo que la conexión a internet ha recortado la brecha digital que se tenía entre lo rural y lo urbano.
Desde hace algunos años ha renacido el “turismo rural” que, en algunas localidades y comarcas de España, está actuando como un auténtico motor económico y revitalizando muchas zonas que han sabido preservar sus valores medioambientales, culturales, históricos y paisajísticos. También el apellido “rural” o “de pueblo” viene acompañando a muchos productos agroalimentarios dándoles prestigio y como señal de calidad. Así tenemos el “pan de pueblo” o “pan de pagés”, los “embutidos de pueblo”, o los cada vez más prestigiados y valorados alimentos ecológicos, biológicos u orgánicos, que están más demandados por estar libres de pesticidas y estar cultivados con procesos más naturales y respetuosos con el medio ambiente.
Los políticos están mirando con otra sensibilidad a las zonas rurales tan castigadas por el despoblamiento; los medios de comunicación también están tratando lo rural de un modo más adecuado y con más sensibilidad e interés. El cine con películas como “Alfarrás” o “As bestas”, nominadas y premiadas en los últimos premios Goya, tratan sobre la problemática del mundo rural. También se da una mejor imagen de la vida en el campo en la publicidad, sobre todo de los productos alimenticios, puesto que todos tienen su origen en las zonas rurales.
En las zonas rurales muchos problemas aún siguen pendientes, pero hemos de aprovechar esta coyuntura para facilitar la consolidación y el aumento de la población, sin perder nuestro estilo de vida. Definitivamente “lo rural está de moda”.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia