La Costa del Azahar, en la provincia de Castellón, supone un magnífico ejemplo de todo aquello que el litoral mediterráneo tiene para ofrecer: vestigios históricos, pequeños pueblos con encanto, playas de variados colores y formas, actividades marítimas, una rica gastronomía…
¿Por qué la Costa Azahar?
Este es un lugar que combina a las mil maravillas la tranquilidad con un buen y animado ambiente. Hablamos de pueblos y ciudades que se hallan muy alejados de la congestión que padecen otros núcleos costeros. El visitante podrá disfrutar de zonas con mayor tránsito y de actividades puntuales (como el famoso Festival Internacional de Benicasim), así como también del baño en pequeñas calas costeras y de paseos por hermosos entornos naturales de corte mediterráneo. Incluso de alguna que otra escapada a lugares tan interesantes como Mascarell, un pueblo que aún conserva gran parte de la muralla medieval y la arquitectura típica de la región.
Apartamentos vacacionales en la Costa Azahar los hay muchos. Y el visitante podrá escoger ese lugar predilecto desde el que emprender cómodamente las visitas al resto de la región.
Benicasim
Este es, sin duda, uno de los lugares más animados de la Costa del Azahar. Y un destino casi obligatorio para los entusiastas de esas cómodas y seductoras playas de arena fina (cuenta con varios kilómetros de ellas). El núcleo urbano permite visitar un casco histórico repleto de elementos de gran belleza, destacando las numerosas villas, así como también la Iglesia de Santo Tomás de Villanueva o la Torre de San Vicente. Y, por supuesto, parar en alguno de los numerosos restaurantes para disfrutar de la gastronomía local, con su marisco, sus calderetas, sus suquets o sus arroces caldosos. Incluso pasar el día en un parque acuático.
Si uno se aleja un poco del núcleo urbano, se topará con maravillas como el llamado Desierto de Las Palmas. Que, al contrario de lo que su nombre pudiese indicar, cuenta con una vegetación copiosa y la presencia de una rica variedad de fauna. Además, en su interior se alzan las espectaculares ruinas del Monasterio de los Carmelitas Descalzos.
Peñíscola
¿Sabías que Peñíscola cuenta con un auténtico castillo templario? Este fue edificado, sobre un peñón, en torno al año 1300. Originalmente, la ciudad fue construida enteramente sobre una pequeña península fortificada, aguantando aún en pie parte de las murallas. En torno a ella, las playas son de arena fina, perfectas para el baño a todas las edades. Y el humedal próximo (Marjal de Peñíscola) es uno de los últimos reductos de este tipo que se conservan en el Mediterráneo.
La ciudad goza de una estupenda oferta hostelera y de variadas actividades culturales, especialmente durante el verano. También de varios templos antiquísimos, de estilo románico y barroco.
Muy cerca, se extiende una de las grandes joyas de la costa mediterránea: el Parque natural de la Sierra de Irta.
Alcocéber
También llamada Alcocebre. Cuenta con cinco grandes playas y algunas pequeñas calas, cuya absoluta limpieza queda acreditada por las banderas azules que suelen ondear en la zona. Algunas son de arena amarilla y otras (como la Playa del Sedarral) de callaos blancos, muy pulidos y cómodos a la hora de entrar al mar.
Enclaves como la Torre de Cap i Corb o el Castilo de Chivert permiten descubrir parte de la rica historia de la región, protagonizada por las órdenes militares y la presencia islámica.
Un destino de auténtico lujo
La Costa de Azahar cuenta con todos los ingredientes para gozar de unas vacaciones idílicas, con una gran oferta hostelera, cultural, paisajística y recreativa.