El invierno se aproxima y la calefacción en toda España será ya indispensable, incluso en las zonas de costa, donde habitualmente el clima es más suave en esta época del año. Así pues, conviene tener la instalación eléctrica de casa 100% lista para cuando las bajas temperaturas lleguen para quedarse durante unos meses.
Al utilizar con más frecuencia ciertos dispositivos, hacer más vida en casa que en el exterior (porque el tiempo no permite un plan mejor) y, en definitiva, al depender tanto de la electricidad, el riesgo de sufrir averías eléctricas aumenta. Aparte de tener un seguro de hogar de Verti que pueda cubrirnos ante algún tipo de incidente eléctrico, conviene informarse correctamente del tipo de averías que pueden producirse. En este artículo, te las explicamos.
¿Qué se entiende por avería eléctrica?
Cuando la intensidad de la corriente eléctrica aumenta de forma intensa e inesperada, se produce lo que entendemos por "avería eléctrica". Una avería de este tipo es peligrosa: no sólo puede afectar a la instalación, sino que también puede producir incendios. Los motivos que pueden causar una avería de este tipo van desde una tormenta eléctrica hasta el deterioro del cableado o el recalentamiento de un enchufe por tener demasiados dipositivos conectados a la vez. No obstante, hay ocasiones en que los cortes de luz no son a causa de una avería eléctrica, sino consecuencia de facturas no pagadas, labores de mantenimiento programadas en la comunidad de vecinos, enganche ilegal por parte de algún tercero, manipulación del contador, superación de la potencia máxima que se había contratado en un principio o excedencia de la potencia que admite la instalación eléctrica que se tenga. Si no es ninguno de estos casos, ya se hablaría con seguridad de avería eléctrica.
¿Cuáles son las averías eléctricas más frecuentes?
En los hogares, suelen producirse averías eléctricas por: sobrecarga, cortocircuito y pérdida de aislamiento.
Sobrecarga
La instalación eléctrica de un hogar (por poner un ejemplo) cuenta con circuitos eléctricos por los que se conduce la electricidad que permite, por ejemplo, el funcionamiento de la calefacción o los dispositivos (móvil, ordenador...) conectados. Estos circuitos se diseñan con la idea de soportar una carga eléctrica determinada. Hay circuitos que soportan más y otros, que aguantan menos corriente. Con las habituales tarifas de la luz, lo que se contrata es precisamente la carga eléctrica que queremos para nuestro circuito, la cual no podría sobrepasar de esa carga tope que el circuito en cuestión admite. Si se enchufan más aparatos de los que puede soportar, se produce una sobrecarga. Se le estaría exigiendo al circuito más de lo que puede asumir. Los fusibles, también conoidos como disyuntores, en estos casos de sobrecarga, se activan, es decir, saltan y apagan así el circuito eléctrico. De esta manera, se evita que la sobrecarga lleve a un incendio, por ejemplo. Consecuentemente, el hogar se quedará sin luz, hasta que el circuito se restablezca.
Cortocircuito
Los cortocircuitos se producen al unirse partes metálicas de conductos de polaridad distinta. Cuando dos cables, por poner un ejemplo, cuyo recubrimiento exterior se ha pelado, entra en contacto el uno con el otro, pueden generar que el circuito eléctrico se vea anulado. La intensidad de la corriente aumenta, lo que incrementa a su vez la temperatura de los cables. Esto hace que el forro que los recubre, que es el material aisante, se funda, con el riesgo de quemar el dispositivo y provocar un incendio.
Pérdida de aislamiento
Si el aislante que garantiza la seguridad del circuito eléctrico se pierde, no sólo se produce un cortocircuito, sino que además, la carcasa que recubre el dispositivo conectado (sobre todo, si es metálica) puede sobrecalentarse y producir una descarga eléctrica. Si no es metálica, aunque no produzca dicha descarga, sí puede quemar. Las causas suelen ser por una instalación eléctrica mal aislada o por el desgaste del tiempo. Por esta razón, es importante que la instalación eléctrica sea efectuada por un profesional y periódicamente revisada.
¿Hay seguros para estos casos?
Claro. Los seguros de hogar son los que cubren precisamente esta clase de incidencias. Las pólizas pueden personalizarse en función de lo que quiera cubrirse. Hoy día, además, estos seguros operan vía Internet, así que en caso de que se produzca una avería eléctrica, se puede dar parte de la misma rápidamente. Hay seguros para inqulinos, caseros y propietarios. También los hay básicos, de multirriesgo y a todo riesgo.
¿Qué averías cubren exactamente?
Averías producidas por fallo en la red de suministro cuando la compañía eléctrica es la responsable.
Averías producidas por pequeños electrodomésticos y electrodomésticos en general (frigoríficos, lavadoras, televisores, robots de cocina, lámparas, aspiradoras...).
Cortocircuitos.
Subidas de tensión.
Averías producidas por una mala instalación previa.
Daños causados por tormentas eléctricas.
Averías por sobrecarga, es decir, por sobrepasar la potencia máxima contratada.