Emma SopeñaEn España hay miles de gatos que (mal)viven en la calle,
normalmente despreciados y considerados un problema en las ciudades. Provienen
de gatos domésticos abandonados o perdidos o bien son descendientes de otros
gatos que vivían en la calle en circunstancias penosas, en un entorno que suele
ser hostil.
Poca gente piensa en ellos excepto las personas cuidadoras
de colonias felinas que, con su generosa dedicación, ahorran a los
ayuntamientos miles de euros. En efecto, esas personas corren con los gastos de
alimentación y, en la mayoría de los casos todavía, con los de esterilización,
excepto en aquellos municipios en los que existe un plan de Captura
Esterilización Retorno (CER) que impide el crecimiento de las colonias.
¿Qué son las colonias
felinas?
Los gatos son territoriales y suelen agruparse. Las colonias
son comunidades integradas por gatos en un espacio privado o público tanto en
zonas urbanas como en zonas verdes donde los animales se encuentran en
condiciones higiénico-sanitarias aceptables y están censados (marcados en una
oreja los esterilizados). A las colonias se van incorporando más gatos
abandonados o bien nacidos fuera de colonias o en colonias que han
desaparecido.
Gatos callejeros,
urbanos o gatos ferales
Así pues, lo que vulgarmente se denomina “gatos callejeros”
son los que viven en libertad por la zona donde han nacido y en grupo con otros
gatos. Son animales que subsisten en la precariedad, sin protección contra las
enfermedades, pasando frío y normalmente con muy poco alimento si no es el que
buenamente las personas cuidadoras les dejan, que no solo se encargan de su
alimentación sino de llevarles al veterinario si lo requieren, tratar de
procurarles cobijo y en ocasiones limpiar la zona. Son personas cuidadosas
respecto a la alimentación, les dejan pienso seco, no blando (sólo cuando están
convalecientes) ni sobras de comida, y
les proporcionan agua.
Algunos ayuntamientos amparan, de alguna manera, el
establecimiento de colonias felinas en solares de cuyo mantenimiento se
encargan las personas voluntarias, que cuentan entonces con un carnet expedido
por el consistorio. Los gatos son capturados por estas personas y el
ayuntamiento corre con los gastos de la esterilización pero, por desgracia, no
es frecuente. Lo que se debería seguir haciendo es el método CER
(Captura-Esterilización-Retorno). Es la única manera de controlar de manera
eficaz las colonias. Y el coste de este método debe ser asumido por las
administraciones porque suya es la responsabilidad de los animales.
No es de recibo que miles de gatos sigan malviviendo o
muriendo por inanición, envenenamiento o enfermedades. En demasiadas ocasiones
las administraciones se inhiben de este problema como si no fuera suyo cuando
es de todos: el control de los animales en la vía pública corresponde a los
ayuntamientos. Como corresponde igualmente evitar que sean maltratados o
aniquilados.
No pensamos en los gatos callejeros excepto cuando nos
molestan porque han destrozado una bolsa de basura mal ubicada y cuando en
alguna zona se producen malos olores. Entonces se ha convertido en “nuestro”
problema sin entender que las gatas son muy fértiles y si no se esterilizan se
convierten en potenciales superpobladores. La ejecución de los gatos callejeros
es entonces la única solución que se les ocurre. Es una solución cruel y,
además, la captura y eliminación de los animales no resuelve el problema puesto
que nacen nuevos gatos si no se procede a la esterilización por medio del
método CER que significa la estabilización de la población felina.
Por todo ello, se hace necesario que las administraciones,
tanto locales como autonómicas y estatales, asuman la gestión de los animales
que viven en la calle evitando también que personas sin escrúpulos les dañen
envenenándolos y poniendo en peligro a otros animales, al medio ambiente e
incluso a niños.
En el III Congreso de Bienestar Animal y Convivencia
Ciudadana, celebrado el pasado diciembre de manera online, se puso de
manifiesto que sólo el 37% de los municipios que contestaron a una encuesta
aplicaban el método CER.
Falta mucho todavía para conseguir evitar los problemas a
que se enfrentan quienes cuidan de las colonias felinas, problemas de
convivencia y de medio ambiente en los municipios.
Es necesario conseguir el sacrificio cero y la natalidad
cero en las colonias de gatos urbanos.
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