Siega de arroz en l"Horta Sud. ANA TORRES La cosecha de arroz ha comenzado con mala previsión, ya que el grano está afectado por enfermedades fúngicas (hongos) debido a “la acumulación de materia orgánica en el campo, es decir, a los restos de paja de cosechas anteriores que no se quemaron”, explica Miguel Minguet, responsable sectorial del arroz en la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA).
Desde el año 2007 apenas se han realizado quemas debido a la presión de los ecologistas, por un lado, y a que para acceder a las ayudas agroalimentarias debían renunciar a esa práctica. “Alegan que esta quema aumenta el efecto invernadero al emitir grandes cantidades de CO2, pero la verdad es que es peor que se acumule porque además de provocar enfermedades a las siguientes cosechas, libera mucho metano, que es peor”, añade el agricultor.
Minguet no lo dice por decir: “he participado en muchos proyectos para dar otra salida a la paja del arroz y nada es viable, sobre todo por la complicación a la hora de recojerla, ya que se encuentra en lugares llenos de barro”. No vale para biomasa por sus grandes cantidades de silicio y al tener poco valor orgánico tampoco funciona como abono. Debido al alto coste de recogida no es rentable usarlo para envases o mantas térmicas para invernadero, por nombrar algunos proyectos y estudios llevados a cabo con la paja del arroz. “Necesitamos desarrollar tecnologías nuevas para abaratar la recogida”, dice.
ÚNICA ALTERNATIVA
Así que, de momento, la única alternativa es la quema. La Conselleria de Agricultura ha permitido, este año, que se queme la paja de forma puntual, para evitar la merma de la cosecha en años próximos.“En esta campaña se ha extendido la enfermedad y hay campos con el 50% de producción perdida, y aún no hemos acabado de recoger todo el arroz”, subraya Minguet.
Sin embargo, los ecologistas, en concreto AE-Agró, que forma parte de la Junta Rectora del Parque Natural de l’Albufera de Valencia, han exigido a la Consellería de Agricultura “los informes y estudios técnicos que justifican la conveniencia de la quema de la paja del arroz como mejor medida de gestión en todo el parque natural” pues cosideran que “afecta negativamente a la salud de los habitantes de los municipios de l’Albufera y supone una contribució más al Cambio Climático”.
MINIFUNDISMO
Otro problema añadido al cultivo, ya no de arroz, si no de cualquier alimento, en la Comunidad Valenciana es “ el minifundismo. En el arroz en Valencia solo el 3% de los agricultores tienen menos de 40 años, el resto tiene más de 60, por lo que el relevo generacional es imposible. Esto ocurre por la poca rentabilidad que ofrece el sector”, lamenta.
Cabe explicar que la merma de arroz provocada por la enfermedad es una pérdida que asumirá íntegramente el agricultor, ya que no está cubierto por las aseguradoras. “La enfermedad se manifiesta en los últimos estadios del cultivo y no se puede tratar con tiempo”. La campaña de la cosecha de arroz finalizará el próximo 12 de octubre, momento en el que se contabilizará la pérdida ocasionada por este motivo. En anteriores campañas en la zona de l’Albufera se han recogido más de 100 millones de kilos de arroz.
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