Mazón y Puig en el traspaso de poderes del segundo al primero. EFE Atención, 'spoiler'. Lo primero, si no has visto la serie 'Perdidos', ¿a qué estás esperando? Rodada en Hawai, narra la historia de un grupo de supervivientes del Vuelo Oceanic 815, que se estrella en una isla y se pasan 6 temporadas dando saltos temporales, flashbacks y flashforwards, tal cual está sucediendo en la política valenciana. Porque, si no, ¿cómo se explica, si no es porque hemos retrocedido 28 años de golpe, como si la Isla de Tabarca hubiese abducido a Carlos Mazón y lo hubiese transformado en Eduardo Zaplana, a Ximo Puig en Joan Lerma, a Vox en Unión Valenciana y al largo de periodo de gestoras del PSPV-PSOE que siguieron a la derrota de Lerma en 1995, cuando el PP lograba 42 diputados y sumaba mayoría absoluta con los 5 de Unión Valenciana?
Está por ver si en un flashforward se repiten los años de direcciones provisionales en el seno del socialismo valenciano que, visto lo visto, podría suceder. Como lea esta crónica J. J. Abrams, se viene una secuela de 'Lost'... in Morella, con Ximo Puig y el Clan de Gandia pactando de nuevo con José Luis Ábalos y amargándole el futuro al Príncipe de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, a quien el lermismo ya ha derrotado antes incluso de la batalla orgánica, igual que sucedió en la serie original, donde todo indica que los supervivientes del vuelo de Australia a Nueva York en realidad estaban muertos. Y en la ficción, ya se sabe, nunca hay que dar a nadie por muerto, como en la realidad socialista, donde José Luis Ábalos interpreta a John Lock y no estaba muerto, estaba en el lado oscuro.
En resumen, que si en 1995 el PP de Zaplana se hacía con la Generalitat Valenciana y Joan Lerma acabaría de ministro y de senador, gracias a los votos de la Unión Valenciana de Vicente González Lizondo, 28 años después, justo cuando Lerma se jubila de senador, el PP de Mazón, pupilo de Zaplana, hace lo propio con Vox.
Y si habéis visto 'Perdidos', podréis adivinar lo que sucederá en 2027... ¡Pues lo mismo que pasó con UV cuatro años después de haber aceptado presidir el Parlamento valenciano y gestionar las Consellerias de Agricultura y Medio Ambiente, en lugar de haberse hecho con el control de Canal 9 y la Conselleria de Educación, que es para lo que nació UV si quería cambiar lo que de verdad les preocupaba! Como no fue así, acabó desapareciendo, costándole incluso la vida al fundador de dicho partido. (Esperemos que el guionista no copie exactamente aquel episodio por el bien de Llano Masó).
Efectivamente, si Vox hubiese cogido, qué sé yo, la Conselleria de Igualdad y la hubiese rebautizado como Consejería de los Machirulos y la Conselleria de Agricultura o la de Cultura por la Consejería Taurina, pues lógicamente le habría marcado un gol al PP y tendría opciones de sobrevivir políticamente. Como no ha sido así, veremos en 2027 si el flashforward ya estaba escrito en el momento en que se diluyeron al aceptar entrar en el gobierno autonómico.
A la inteligencia de Carlos Mazón, se une la torpeza de las familias socialistas, que vuelven al cainismo histórico que ha caracterizado al PSPV-PSOE cuando pierde el poder. Los sectores de siempre que se resisten a dar paso a nuevos liderazgos, que destacan en el municipalismo como Mislata, Cullera, Paterna, Sagunt, Vila-real. El lermismo de toda la vida, junto al Clan de Gandia, de momento ya le ha ganado una partida a Carlos Fernández Bielsa. Tanto insultaron a Jorge Rodríguez, actual alcalde de Ontinyent, que éste y sus acólitos de La Vall Ens Uneix han preferido pactar con el PP en la Diputación de Valencia, antes que darles la presidencia al PSPV-PSOE de Ximo Puig.
Una bofetada que recibe Bielsa, mientras muchos socialistas de las primeras familias todavía están celebrando la derrota del de Mislata. Mientras tanto, se celebran elecciones generales y Pedro Sánchez resucita a su ex secretario de Organización y ex ministro, José Luis Ábalos, quien sería el equivalente valenciano al Richard de 'Perdidos'. Nunca muere, siempre permanece. Y con él un grupo de fieles que son decisivos cuando hay congreso, cónclave o una buena fiesta. Porque, ¿qué es un congreso nacional si no una fiesta? Porque desde el 24 de julio ya se celebran desayunos, comidas, meriendas y cenas por buena parte de la geografía valenciana entre líderes, militantes y despistados por el control del próximo PSPV-PSOE, que está llamado a elegir nuevo secretario o secretaria general para intentar evitar que el PP de Mazón se consolide otros 20 años como sucedió, hace 28, con el PP de Zaplana.
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