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La oportunidad de Camps, la reivindicación de Rita Barberá tras ser reprobada, la dignidad de Isabel Bonig y la llegada de Carlos Mazón desde Madrid-Murcia al PP valenciano
¿Será Camps el nuevo Lizondo con opciones de lograr un concejal más que el PP de Catalá y ser, por tanto, el alcalde de Valencia?
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PERE VALENCIANO
Actualizada el: 11/05/2021
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Camps leyendo la encuesta que publicó El Periódico de Aquí en abril. D. S.
Camps leyendo la encuesta que publicó El Periódico de Aquí en abril. D. S.
El modelo de ciudad de Camps
La oportunidad de Camps, la reivindicación de Rita Barberá tras ser reprobada, la dignidad de Isabel Bonig y la llegada de Carlos Mazón desde Madrid-Murcia al PP valenciano. Más que titular es el resumen perfecto de lo que acontece estos días en el PP de la Comunitat Valenciana (PPCV). Francisco Camps quiere ser alcalde de Valencia, los populares quieren recuperar la figura de Rita Barberá después de haberla expulsado y dejarla morir en la más absoluta soledad, Isabel Bonig ha demostrado una dignidad y categoría pocas veces vista en política y la dirección del PP en Madrid, con el eje Murcia-Alicante, ha elegido digitalmente al nuevo Eduardo Zaplana. Se llama Carlos Mazón, canta como los ángeles y es presidente de la Diputación de Alicante.
Con la muerte de Ciudadanos, Teodoro García y Pablo Casado creen que Mazón es el hombre llamado a liderar el PPCV. La mujer que ha estado 6 años sosteniendo un PP a la deriva, sin apenas poder institucional, que se ha comido los marrones judiciales de muchos de sus compañeros, no era de su agrado. El 15M parecía que había servido almenos para insuflar aires democráticos en partidos como el PP, poco amantes de las primarias para elegir candidatos, sin las cuales, sin embargo, Pablo Casado no habría vencido a la candidata del aparato, Soraya Sáenz de Santamaría. Unas primarias que ahora son un mero paripé. Madrid-Murcia ha elegido a Mazón y en 24 horas hay más mazonistas que campsistas y zaplanistas en una década. Así es la política, así es el PP. Mazón tiene tablas, desparpajo y medios de comunicación deseosos de un éxito de la derecha. Le auguro futuro.
Y después está Valencia. La capital del Antiguo Reino, la tercera ciudad de ¡Viva España! Y aquí Rita Barberá llegó en 1991 cuando su partido no era nada y pensaba que se estrellaría. Pero logró un concejal más que Vicente González Lizondo (9-8) y fue alcaldesa. Y a partir de 1995 arrasó hasta el 2015, que se dio una hostia antológica, como se le oyó decir a San Francisco. He aquí Camps. El ex presidente de la Generalitat Valenciana que lleva semanas reivindicándose hasta de concejal de Tráfico en aquellos primeros gobiernos municipales, quien lograba una rotunda mayoría absoluta con más del 50% de los votos en las elecciones autonómicas y dimitió por el escándalo de los trajes. A esta causa le siguieron unas cuantas y de todas ha salido indemne. Le quedan dos y podría quedar libre del todo.
Camps ha vuelto. Y quiere ser alcalde de Valencia. Está yendo de periódico en periódico, tiene cuenta en twitter donde reivindica a diario a Rita Barberá y su gestión como Molt Honorable. Tuve ocasión de compartir mesa y mantel en el Club de Líderes de Lluis Bertomeu, donde dibujó un modelo de ciudad de Valencia que hasta donde escuché, comparto plenamente. Lo vi fuerte, seguro de sí mismo, volviendo a alzar el vuelo, levitando como antaño. Con guiños continuos a Rita Barberá -a quien su partido reprobó en les Corts Valencianes, un hecho por el que Bonig pidió perdón entre lágrimas el otro día en su despedida en el Parlamento valenciano-, Camps le pide a su partido ser candidato porque ganaría con mayoría absoluta. A las preguntas de los periodistas presentes, dice que sólo será candidato si su partido así lo considera. Pero lo cierto es que María José Catalá no ha llegado al Ayuntamiento de Valencia para dar paso a Camps y él lo sabe. Por eso, mientras Catalá y Mazón se daban un baño de masas de mazonistas junto a la estatua de Jaume I en el Parterre, Camps presentaba un registro de entrada en el ayuntamiento y comenzaba su particular batalla hacia la alcaldía.
Hay varias incógnitas. ¿Camps quedará absuelto de las causas pendientes antes de mayo de 2023? ¿Camps tendrá los arrestos de presentarse por una plataforma de electores si como es previsible su partido no lo quiere? ¿Toni Cantó será candidato a la alcaldía o a les Corts Valencianes? ¿Será Camps el nuevo Lizondo con opciones de lograr un concejal más que el PP de Catalá y ser, por tanto, el alcalde de Valencia? Si Camps tiene lo que hay que tener, podría volver a la primera línea política por la puerta grande. Su partido, el mismo que le pidió su dimisión tras ganas las elecciones, el mismo que le negó el trasvase del Ebro y la mejora del sistema de financiación prometidas por Mariano Rajoy -según él mismo contó en el Club de Líderes-, entendería de esta manera, que lo que hizo con Rita Barberá, expulsarla y dejarla morir sola como un perro, no lo volverían a hacer con él.
Y así es como, sin darnos cuenta, la política valenciana se ha animado un poco.
Camps rodeado de periodistas en el Club de Líderes. P. V.