Tras casi 50 días de
confinamiento por la pandemia de la COVID-19, los adultos y mayores de 14 años ya
pueden salir de sus domicilios para dar paseos y hacer ejercicio al aire libre.
Además de seguir las indicaciones concretas de las autoridades sanitarias para evitar
la propagación del coronavirus durante la realización de estas actividades, la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Sociedad Española de Cardiología
(SEC) recuerdan la importancia de hacer deporte de
forma segura también para nuestra salud cardiovascular.
El ejercicio físico
forma parte de la vida y del mantenimiento de un sistema cardiovascular sano.
Dejar de practicarlo, incluso durante periodos cortos de tiempo como el
confinamiento, tiene consecuencias. “Cuando
dejamos de hacer ejercicio aparece una desadaptación cardiaca y vascular, lo que
lleva a una subida de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial”,
indica el Dr. Domingo Pascual Figal, del Grupo de Trabajo de Cardiología del
Deporte de la SEC. Además, prosigue el experto, “se ven perjudicados otros órganos, sobre todo a nivel osteomuscular, haciendo
que el sistema cardiovascular se vea sometido a un mayor esfuerzo ante un
ejercicio similar al que estábamos acostumbrados antes del confinamiento”.
En este contexto, tan
importante como retomar la actividad física, con sus conocidos beneficios para
la salud en general y la cardiovascular en particular, es hacerlo de forma
gradual y controlada para evitar a su vez problemas a nivel cardiovascular.
La vuelta al ejercicio
supone, además de un mayor incremento en la respuesta de la frecuencia cardiaca
y la presión arterial, una mayor elevación de las catecolaminas, unas
sustancias que pueden llevar a desencadenar arritmias e, incluso, un infarto
agudo de miocardio.
“Si salimos a caminar y nos sometemos a un esfuerzo moderado, la
subida de frecuencia cardiaca y de la presión arterial van a ser también
moderadas y no se va a producir un gran estrés fisiológico”, detalla el cardiólogo. Sin embargo, si un sistema cardiovascular
desadaptado se enfrenta a una salida brusca a un ejercicio físico al que nos
hemos desacostumbrado, “la respuesta de
ese sistema va a ser exagerada de tal forma que subirán mucho las pulsaciones,
la presión arterial y aumentarán las catecolaminas, la adrenalina y la
noradrenalina. Todo esto puede provocar la rotura de placas de ateroma en las
arterias coronarias produciendo un infarto agudo de miocardio”.
Lo mejor: más volumen y menos intensidad
A la hora de retomar la
práctica de ejercicio físico hay dos conceptos importantes a los que prestar
atención: el volumen y la intensidad.
“Hay que tener muy en cuenta lo que hacíamos antes. No es lo mismo
la desadaptación de una persona que antes hacía deporte a diario, que la de
otra que lo hacía tres días en semana”, puntualiza en primer
lugar el experto.
Si bien se puede
aumentar progresivamente el volumen de ejercicio hay que limitar su intensidad.
“Esto quiere decir que si antes salíamos
a caminar o correr tres días en semana, ahora podemos salir todos los días de
forma que aumentamos el volumen, pero con una intensidad disminuida, leve o
moderada en estas fases iniciales”, apunta el cardiólogo. Además, aumentar
el volumen, entendido como duración, va a permitir una readaptación al
ejercicio físico más rápida.
“No deberíamos plantearnos hacer lo que hacíamos antes del
confinamiento en un periodo inferior al tiempo que hemos estado confinados”, remarca el Dr. Pascual Figal.
Otro punto importante es
que la oxigenación es fundamental a la hora de hacer ejercicio. “Si no hay una buena oxigenación vamos a
someternos a un mayor estrés y el ejercicio puede ser más contraproducente”,
indica. Por eso, en su opinión, “lo
ideal, más que el uso de mascarilla, es mantener la distancia de seguridad”.
Atención a los síntomas
La mayor parte de síntomas
que nos indican un problema en el corazón, como pueden ser la disnea o la
angina de pecho, entre otros, aparecen durante el ejercicio. En personas
mayores o con patologías cardiacas previas, el hecho de haber estado inactivas
puede haber llevado a un empeoramiento de estas enfermedades y que haya pasado
desapercibido.
De ahí que el experto
incida en prestar atención a la posible presencia de estos síntomas durante la
vuelta a la actividad física. En caso de que aparezcan hay que consultar de
forma inmediata.
También aquellas
personas con factores de riesgo cardiovascular deben mantener un control y
seguimiento de los mismos, en especial de la presión arterial, cuando retomen la
práctica de ejercicio.
Acerca de la SEC y de la FEC
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) constituyen una organización
cuyo impulso vital es velar por la salud cardiovascular de la población a través
de la excelencia clínica e investigadora, así como educativa y divulgativa.
Ambas entidades se han convertido en el referente en castellano de la lucha
contra la enfermedad cardiovascular, primera causa de muerte en nuestro país.
La SEC
cuenta con más de 4.000 socios, entre cardiólogos y profesionales relacionados
con las enfermedades cardiovasculares, españoles procedentes del ámbito
europeo, latinoamericano e internacional.
La SEC
tiene entre sus objetivos principales contribuir a la mejora de la calidad
asistencial, promover la formación e investigación cardiovascular, fomentar la
prevención y salud cardiovascular, además de crear vínculos nacionales e
internacionales con las sociedades homólogas, y representar a todos los
profesionales interesados en el área de la cardiología.
La FEC cuenta con más de
4.000 miembros, entre los que se incluyen los cardiólogos de la SEC,
profesionales de enfermería en cardiología, asociaciones de pacientes,
entidades privadas y socios particulares.
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