Vicente Javier Mas Torrecillas./EPDA La decadencia de Castellón es tan evidente que las escenas tragicómicas se suceden a marchas aceleradas. Día sí, día también, algún barrio denuncia la suciedad, la delincuencia, los robos, las okupaciones o el deterioro urbano. El Titanic se hunde mientras Begoña Carrasco, ufana, anuncia más música, más fiesta, toda la que pueda y más. Por que ella es así, una Maduro de andar por casa dispuesta a adelantar la Navidad al 1 de octubre.
Uno de los episodios más cutres y decadentes de los últimos días se producía en el último partido del CD Castellón en casa. Me gusta el presidente del club, Harálabos Bob Voulgaris. Es de las personas que trabaja, que gestiona, que innova con valentía … y que no se deja seducir por las mentiras de los políticos. Al igual que ha hecho con el equipo de fútbol, sería capaz de llevar la ciudad a Primera, a pesar de estar ahora mismo en novena división.
Pues bien, a lo que iba. La escena se produjo en el descanso. Todos los concejales del PP que acudieron, incluida la Carrasco (que para mayor inmundicia caciquil invitó a miembros del partido de toda la provincia), y algunos de la oposición, corrieron desde el palco VIP a la zona VIP para comer y beber gratis. Claro que sí. Da igual que la Carrasco cobre casi 76.000 euros. O que los ediles del gobierno cobren casi 65.000 euros. La coca de tomate era gratis y la Cocacola también. Y mientras la escena de bacanal de la Roma más decrépita tenía lugar, Bob Voulgaris, como un señor, permaneció en su asiento, demostrando al resto de aficionados que era uno más. Estaba solo, sin ningún político ni asesor alrededor. Le importa un pimiento las mentiras de la Carrasco o del concejal fake. Él estaba con su equipo, con sus seguidores, dando la cara.
Curiosa escena, que además pudo ver todo el mundo. Qué contraste con la de la Carrasco escoltada por cuatro policías locales, un coche y dos motos para acudir a un acto de una super colla muy muy muy amiga de su partido, en la plaza de las aulas, al que acudieron una veintena, no más, de peperos. Ese fue todo su público. Entre ellos estaba la edil de Cultura, María España, aquella que dijo que un concierto de Camela resituaba a Castellón en el mapa de España. Por cierto, una de las primeras que se marchó al acabar tan escoltado como poco numeroso acto. ¡Así nos va la ciudad!
Castellón se muere, sí. Y el gobierno local se gasta dinero en contratar a sus amigos para tener todos los fines de semana musiquita. Se muere a marchas forzadas.
PD: A un concejal presuntamente corrupto e investigado por la justicia, como Cristian Ramirez, se le presupone la falta de honradez. Y a los que le acompañan en cenas y se dejan ver con él, ¿qué se les supone? Yo no me dejaría ver con ese tipo de político en la vida.
PD2: No sé yo si la concejal de Fiestas, Noelia Selma, llegará a comerse el turrón de 2025. Menudo lío.
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