Juan Benito Rodríguez Manzanares Hay sueños que se convierten en realidad y esta acaba por matar el sueño.
Esta breve frase que, bien podría ser el argumento de una novela, es realmente lo que pasó con el actual Teatro El Musical, pero para entender lo dicho, tenemos que remontarnos a finales del siglo XIX, exactamente al 28 de mayo de 1894, año en que se constituye el Patronato Musical de Pueblo Nuevo del Mar, la cual es una banda de música compuesta en un principio por veintinueve instrumentistas que fueron dirigidos magistralmente por el maestro José Borrero Pérez. Desde sus inicios participó en numerosos certámenes en Valencia, Xàtiva, Castellón, Albacete y muchos municipios más, habiendo ganado en toda su historia numerosos premios.
Evidentemente, tienen la necesidad de disponer de un local donde poder ensayar y realizar sus actividades, e incluso de mejorar la misma. Así, en 1903 alquilan, junto a la iglesia del Rosario situada en la Plaza del Rosario del Canyamelar, lo que desde ese momento sería su sede oficial, la cual inauguraron a bombo y platillo el 12 de marzo de 1903.
A esa gran inauguración asistió Salvador Giner Vidal (1832-1911), más conocido como el Maestro Giner, el cual fue ampliamente agasajado, concediéndole incluso el privilegio de dirigir la banda, la cual en honor al maestro tocó el pasodoble, «¡Viva Giner!».
Pasados veinte años, el 14 de enero de 1923, la dueña del local Peregrina Querol Campos, quiere vender el mismo por 55.000 pesetas, y la entidad definitivamente lo adquiere el 31 de marzo de ese mismo año.
Como apunte histórico hay que comentar que, por las fechas en que se adquirió el inmueble, el Patronato Musical de Pueblo Nuevo del Mar tuvo algunas desavenencias entre sus miembros, y esto condujo a que algunos de ellos se separasen de la entidad y fundaran una nueva con el nombre de Sociedad Musical Unión de Pescadores.
La flamante sede del Patronato necesitaba algunas reparaciones, pero en lugar de realizarlas, en febrero de 1928 le compraron a la viuda de Vilaplana el solar colindante al suyo llamado «La Palmera». Demolieron su sede, y con los dos solares en propiedad, erigieron la que sería su nueva sede, la cual vio la luz el 13 de junio de 1929. Mas, en el transcurso de la construcción, la entidad pasó por algunos apuros económicos que marcarían el próximo devenir de la misma.
Como podemos ver en las fotografías de la época, la construcción original tenía dos alturas. La planta baja disponía de tres puertas que comunicaban el exterior con el vestíbulo, y aunque la puerta central era más grande que las que la flanqueaban, todas ellas eran de un tamaño normal. La planta superior lucía dos balcones con unas barandas con balaustres de obra, situados en los extremos de la fachada principal, y un gran mirador también con baranda y balaustres de obra, pero a diferencia de las demás ventanas y puertas que se remataban con un dintel, el mirador estaba rematado con un arco de medio punto que llegaba casi a la cornisa en lo alto de la construcción. En el tejado había una baranda central también con balaustres de obra y en los extremos algo que podría asemejarse a unos casalicios.
El conjunto quedaba bello y con un carácter ciertamente neoclásico.
Ahora bien, entre la crisis y el esfuerzo económico que realizó la entidad para la construcción de su sede, esto la llevó a tener que alquilarla para poder seguir siendo sus propietarios, aunque la tuvieran que compartir. De esta manera, la que iba a ser la sede espectacular del Patronato Musical de Pueblo Nuevo del Mar, se convirtió en el Cine El Musical. Aunque en Carnavales tenían el acuerdo de que la entidad podría disponer de todo el local. Pero, ni siquiera esta medida fue suficiente para poder paliar el déficit económico que tenían y, tristemente a final de 1932 fue vendido en subasta pública y el Patronato se trasladó a un primer piso en la entonces llamada Calle Libertad, nº 18, actualmente Calle de la Reina, donde ya habían tenido que ir a ensayar desde hacía algún tiempo.
Pero, tristemente, Patronato Musical de Pueblo Nuevo del Mar se disolvió. Aunque pocos meses después, en 1933, se refundó con el nombre de Ateneo Musical del Puerto de Valencia, nombre con el que ha llegado hasta nuestros días, gozando de una gran salud en todos los sentidos.
El Cine El Musical, que es en lo que acabó convirtiéndose definitivamente el inmueble, tenía un aforo de 1.065 butacas, de las cuales 675 constituían la platea y 390 constituían la general y, aunque el cine tuvo varios dueños, se mantuvo abierto hasta la década de 1970, año en que cerró definitivamente y nunca más volvió a abrir como tal, es más, el local quedó en un total abandono, y el mismo, inexorablemente, se fue deteriorando con el paso del tiempo.
Hay que comentar que, desde que el Patronato tuvo que dejar el inmueble hasta que cerró en la década de 1970, sufrió una reforma, que no sería descabellado pensar que fuera tras la Guerra Civil Española, pues hay una foto de la década de 1970, en la que se ve la fachada sin esas especies de casalicios comentadas antes y, sin la baranda y balaustres de piedra en el tejado, la cual fue sustituida por un simple tabique.
Tras el cierre como cine, la edificación, como he comentado, cayó en el olvido hasta que en 2004, según un proyecto del Ayuntamiento de Valencia, el edificio se reformó totalmente, manteniendo de la construcción original tan sólo la fachada, aunque con algunas modificaciones; los balcones de los lados perdieron sus barandas y se convirtieron en ventanas, las dos puertas laterales de no muy gran tamaño se conservaron pero, el arquitecto Eduardo de Miguel (1959), artífice de la remodelación, y construcción casi desde cero de todo lo que hoy hay donde estuvo el cine, ideó una puerta que ha llamado la atención de todos desde que se inauguró la obra, pues, decidió unir la puerta central, de grandes dimensiones, con el mirador central, también de grandes dimensiones, manteniendo el arco de medio punto final de este. Con esta disposición, se conforma una enorme puerta que va desde ras de calle hasta casi la cornisa final de la construcción, convirtiéndose en la puerta más grande de Valencia y posiblemente de España o bien, una de las más grandes.
La puerta tiene una altura total de 11 metros, y su apertura no es como fuera originalmente, sino que la gigantesca puerta es corrediza, ocultándose la misma tras la parte derecha de la fachada.
Ver la puerta desde fuera es grandioso, monumental, parece que se hubiera construido en época pretérita donde las grandes puertas eran algo más usual, pero la verdad es que es bastante reciente, ya que es de 2004. Recordemos la gran puerta de la Diputación de Valencia situada en la Calle de Serranos, 4; o la monumental puerta de la iglesia de San Andrés en la Calle del Poeta Querol, 6.
Actualmente la construcción, salvo lo que se conserva de la fachada, es toda nueva, y en ella abunda el hormigón como elemento de construcción, en ella encontraremos un centro cívico, una sala polivalente para música, teatro y otros espectáculos públicos, con una capacidad para 400 butacas, y todo de corte muy modernista, contrastando bastante con lo que queda de fachada original que, aún podríamos decir que mantiene un aire neoclásico
Como apunte histórico, comentar que la puerta más alta del mundo se encuentra en India, se llama Buland Darwaza y tiene una altura de 40,84 m. Fue construida en 1601 por el emperador mongol Abu'l-Fath Jalal-ud-din Muhammad Akbar (1542-1605), más conocido sólo como Akbar para conmemorar su victoria sobre el estado de Guyarat.
Valencia es sinónimo de monumentales cosas, aun siendo sólo en el ámbito estético.
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