Juan Benito Rodríguez Manzanares El gobierno de
España en sesión extraordinaria del día 14 de marzo de 2020 aprobó una
cuarentena que entró en vigor el 15 de marzo a las 00:00 horas. Esa cuarentena,
que en un principio fueron 15 días, por motivos sanitarios se ha prorrogado
hasta el 26 de abril, sin descartar la posibilidad de alargarla cuanto sea
necesario en función de las necesidades.
Pero como
las personas relacionadas con la cultura somos gente positiva, con tranquilidad
y sosiego hemos de pensar que en breve podremos volver a salir a la calle y que,
paulatinamente iremos recuperando nuestras vidas cotidianas, y con ello todas
las actividades culturales que se quedaron en espera, y todas las que, a buen
seguro, como un aluvión se irán sucediendo con vertiginosa rapidez.
Mas en el
tiempo que llevamos de enclaustramiento casero, nos ha dado tiempo a todo, o
casi todo: Aplaudir todos los días a las 20:00 horas en favor de nuestros sanitarios;
comer más de la cuenta y ponernos como bolas; hacer más gimnasia que en el
gimnasio; leer los Boletines Oficiales del Estados con todo lo que en él se ha
aprobado con mayor o menor fortuna; y sobre todo, leer más que de costumbre,
pues tenemos mucho más tiempo del habitual para poder hacerlo. En mi caso,
estoy saldando algunas deudas pendientes, como la lectura de «100 años de
soledad» de Gabriel García Márquez, que aún estaba en mi larga lista de
pendientes.
Además,
también nos damos largos paseos por las secciones de noticias de los diferentes
medios de comunicación, tanto las gigantes corporaciones mass media,
como los más modestos y objetivos medios, sobre todo digitales, para estar al
día de todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
Sin saberlo,
hemos pasado por las cinco fases del duelo que se asocian a cualquier pérdida, pues
en estos últimos días, todos hemos perdido algo, ya sea un ser querido, el
trabajo, la posibilidad de salir a la calle, o poder enviar un mensaje de
WhatsApp a cinco personas simultáneamente.
De las cinco
fases del duelo: Negación; Enfado, indiferencia o ira; Negociación; Dolor
emocional (o depresión); y Aceptación, nos encontramos en esa última fase,
donde aun sin querer, estamos comenzando a aceptar como normal, lo que en un
principio era anormal, como ver a algún conocido en el supermercado y tener que
saludarlo a dos metros, por cuestiones de seguridad.
Pero, a Dios
Gracias, siempre contamos con un amigo que nunca nos falla y al que podemos
estrechar entre nuestros brazos en todo momento y cuanto queramos, pues no nos
va a contaminar, al contrario, nos va a ayudar en todos los sentidos, y esos
son nuestros amigos los libros.
Así pues, en
esta ocasión he estado barajando varios libros para comentar.
Uno de ellos
fue El capital del filósofo alemán Karl Marx (1818-1883),
pues vista la deriva de España en los últimos tiempos, sería como un ponerse al
día para lo que ha de venir. Pero desestimé esta opción, pues es una lectura demasiado
«espesita» para una cuarentena en la que, sobre todo, necesitamos distraernos.
Además, no hay que vender la lana antes de esquilar la oveja.
Así que me
decidí por un libro que es pura esperanza, y todo un canto a la libertad, el
incombustible Juan Salvador Gaviota del escritor norteamericano Richard
Bach, nacido en Illinois el 23 de junio de 1936.
Juan
Salvador Gaviota no se sentía integrado ni a gusto en su bandada, pues
notaba que le faltaba algo. Presentía que su vida debía ser algo más que ir y
venir al puerto a buscar rutinariamente su comida, haciendo tan sólo un breve
descanso entre las idas y venidas.
A la bandada,
incluso en cierta manera a sus padres, le decepcionó su comportamiento, pues no
es el que marca la misma. Juan Salvador tenía unos pensamientos que no
coincidía en absoluto con el de la bandada donde debía estar integrado. Así, un
buen día lo tiran de la bandada, pero lejos de sentirse desgraciado, casi es
como si se sintiera liberado. Conoce a Rafael, su primer instructor, y luego a la
Gaviota Mayor Chiang, una anciana gaviota todo sabiduría, de la cual nuestro
protagonista aprende muchísimo, tanto que, llegó el día, cuando estuvo
totalmente preparado, que él mismo fue el maestro e instructor de otras
gaviotas de la bandada.
Aparentemente
es sólo un cuento más, pero muy lejos de eso, encierra una gran enseñanza: no
debes permanecer en un lugar donde no puedas crecer y evolucionar como persona;
no debes aceptar lo que diga la masa sólo porque esta lo diga, en este libro
identificada por la bandada, y debes buscar tu lugar en el mundo asido a tus
propias convicciones y tu forma de ser y entender la vida, y seguro que allí
donde te lleve la misma, encontrarás más personas que piensan como tú.
Juan
Salvador Gaviota es un libro de imprescindible lectura para las personas de
todas las edades, y, además, puedes volver a releerlo tantas veces como
quieras, pues al igual que otros grandes de la metáfora y la moraleja, como el
inmortal e incombustible El Principito del escritor francés Antoine
de Saint-Exupéry (1900-1944). Siempre que lo leas, hallarás un nuevo matiz.
Y, no puedo
acabar este artículo sin una impactante frase de este genial libro.
«No hay nada
más difícil en el mundo que convencer a un pájaro de que es libre»
Y con esa
libertad, llegar hasta donde tus alas, tu imaginación y tu entendimiento te
lleve, pues el cielo está ahí para quien quiera conquistarlo.
Amigos, seguimos
en confinamiento casero obligatorio, pero a pesar de todo…
Valencia es
sinónimo de cultura.
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