La Albufera de Valencia. FOTO RTE. CASA ANGELAvanzaba en el primer artículo de esta serie 'Es la hora de Valencia y la Comunitat Valenciana', la importancia de pensar en un mundo global actuando desde una perspectiva local y regional. Los valencianos cogiendo las riendas de su destino dentro de España, Europa y el mundo, donde podamos marcar nuestro futuro y el de las próximas generaciones atendiendo a nuestros intereses de manera respetuosa con el medio ambiente para luchar contra el cambio climático.
Un nuevo partido moderno debe ser responsable y consciente del abuso que la humanidad ha hecho de sus recursos naturales. Hacer compatible el progreso social y económico con nuestro entorno debe formar parte del ADN de una nueva formación valenciana y valencianista, que tiene grandes retos en este sentido por delante.
La Albufera es, posiblemente, el mejor ejemplo de cómo se debe trabajar en una nueva política ecológica y ecologista. El Parque Natural atraviesa un gravísimo problema, básicamente por la mala calidad de sus aguas. Un espacio que necesita agua urgentemente y un gran plan de salvación que pasa por escuchar a todos los agentes que actúan en ella, incluyendo a agricultores y pescadores. Un entorno que puede hacerse compatible con un sector, como el turístico, con un plan de trabajo que sepa armonizar todos los usos del Parque Natural, un turismo que debe ser sostenible. Porque defender el medio ambiente, ser animalista y luchar contra el cambio climático deben ser cuestiones prioritarias, como una cuestión moral irrenunciable en favor del planeta y de las generaciones futuras, buscando fórmulas inteligentes e imaginativas para que puedan explotarse los recursos naturales para generar riqueza y progreso.
En este apartado, un sector absolutamente primordial y abandonado por todos en los últimos años es el de la agricultura tradicional valenciana. Escuchar a los agricultores, que tengan agua para regar sus campos y luchar contra su abandono y la desertificación de nuestro territorio como consecuencia debe ser una de las prioridades. También es imprescindible hacer un trabajo serio, una revisión y análisis profundos para dar solución a los males que aquejan a un sector que ha sido y debe seguir siendo uno de los emblemas de los valencianos. No se puede defender el medio ambiente si no se defiende de manera radical a la agricultura y se da soluciones a problemas históricos, antes de que sea tarde.
Una gran apuesta por la repoblación y la plantación en cualquier lugar donde haya opciones de hacerlo, desde cualquier jardinera y alcorque de cada pueblo y ciudad, hasta zonas que hayan sido devastadas por algún incendio o hayan ido perdiendo masa forestal por otras razones. Escuchando a quienes habitan cada rincón, desde las propias asociaciones de ecologistas, agricultores, alcaldes y alcaldesas, que conocen su entorno mejor que nadie.
Porque también hay que huir del ecologismo sectario y de carné.
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