Salvador Puigdengolas. /EPDAMucho nos han querido introducir el vehículo eléctrico como medio de transporte, sin haberse tenido en cuenta barreras de entrada provocadas por la necesidad de modificación de infraestructuras e instalaciones para adecuarlas al previsible aumento de demanda. Demanda supeditada, en comunidades de propietarios grandes, a la necesidad de adecuación de instalaciones de protección contra incendio y eléctricas comunes, no preparadas para esa tipología de vehículo y necesidad de puntos de recarga.
Más allá, la verdadera barrera de entrada del vehículo eléctrico y su democratización, han sido, y son, los altos costes de materiales para la fabricación que se trasladan al PVP. Coste de celdas de las baterías cuyos precios promedio ponderados globales, si bien fueron más bajos en el 2024 frente al 2023, oscilaron alrededor de los 130 dólares por kWh para celdas de óxido de cobalto, manganeso y níquel (NMC), y unos 95 dólares por kWh las celdas de litio-ferrofosfato (LFP). Para un vehículo de 75 kWh, sólo el coste de las celdas de la batería, según material, oscilaría entre 9.750 y 7.125 euros.
Y sí, es cierto, durante el 2024 se observó una prolongada caída de precios de baterías de vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía donde las baterías de ion litio alcanzaron un mínimo histórico que, a más de uno, le llevó a pensar en el presente del vehículo eléctrico como medio de transporte. Pero frente a ello, esa tendencia ya mostró, a finales del 2024, signos de moderación, esperándose, para este 2025, que proveedores de celdas presionen para que se aumenten precios, a fin de mitigar pérdidas por aumento de costes de materias primas y materiales de fabricación (litio-ferrofosfato, láminas de cobre, electrolitos, …)
La esperanza, de cara a este 2025 recién comenzado, es que la tendencia de bajada de costes se mantenga, pero no al mismo ritmo, provocada por un mercado chino de vehículos eléctricos dopado por políticas gubernamentales de incentivos para el cambio de vehículo (donde es previsible un aumento interanual estimado de un 30 % en ventas) que paliarán, en parte, los desafíos existentes de exceso de capacidad de producción y disminución de costos de materias primas, permitiendo esa tendencia de caída continua de precios de las baterías LFP ESS.
Y a todo esto, a la expectativa de la más que inminente guerra comercial de EEUU contra China, Canadá, Unión Europea y países emergentes, entre otros.
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