Miembros de criminalística de la Guardia Civil registran el piso del presunto asesino de Marta Calvo en la localidad valenciana de Manuel, en una imagen de noviembre de 2019. EFE/Kai FörsterlingAl dolor de la familia
por la pérdida se añade una intensa desazón por el hecho de que el principal
sospechoso del asesinato siga, desde la cárcel, negándose a desvelar el
paradero del cuerpo.
La madre de Marta
Calvo, Marisol Burón, presentó este viernes en el Congreso de los Diputados una
iniciativa legislativa para lograr que se tipifique expresamente la ocultación
intencionada del cadáver tras un homicidio, para lo cual ha contado con la
colaboración de Juan Carlos Quer, padre de Diana Quer, y la familia de Marta
del Castillo.
Este domingo, la madre
y los familiares y amigos más cercanos recordarán a Marta en un oficio
religioso en su localidad natal de Estivella (Valencia).
En los últimos doce
meses se han sucedido diversas pesquisas policiales, todas ellas dirigidas a la
localización del cuerpo, en las que se ha ido profundizando a partir de una
investigación que se mantiene viva, aunque todas ellas han resultado
infructuosas.
Las consecuencias para
la familia, según han expresado sus portavoces en reiteradas ocasiones, han
sido un continuado tobogán de esperanzas y frustración del cual no logran
salir.
Precisamente el padre
de Marta, Sergio Calvo, señaló este viernes que "la peor pesadilla que
puede vivir un padre es la muerte de una hija y más en las circunstancias
escabrosas" que les ha "tocado sufrir", soportando durante mucho
tiempo "la incertidumbre, la impotencia y el dolor", y advirtió de
que sus fuerzas se agotan "mientras la vida transcurre sin que haya datos
esclarecedores".
"No perdemos la
esperanza en que llegue el día en que se haga justicia, pues será la única
manera de aminorar este sufrimiento indescriptible que soportamos quienes más
queremos a Marta", añadía en un comunicado público donde aplaudía la
"encomiable" labor de la Guardia Civil y deseaba que el sospechoso
siga en prisión preventiva.
NUEVAS LÍNEAS DE
INVESTIGACIÓN
La Guardia Civil buscó
el cuerpo durante ocho meses en el Vertedero de Dos Aguas, pero tras el
análisis de miles de toneladas de basura, y ninguna evidencia, se detuvo la
búsqueda.
Posteriormente, en
septiembre de 2020, se encontraron indicios de restos humanos en un vehículo
del que se deshizo Jorge Ignacio P.J. tras el crimen y sobre el cual se
sospechaba que pudiese haber servido para el traslado del cuerpo, aunque esas
evidencias fueron declaradas irrelevantes.
En los meses
siguientes, los especialistas de la Guardia Civil investigaron el
posicionamiento de varios teléfonos móviles que pudieron ser utilizados por
personas cercanas a Jorge Ignacio P.J. y que, supuestamente, pudieron haber
prestado algún tipo de colaboración para hacer desaparecer el cuerpo.
Fruto de esas
pesquisas se llevaron a cabo búsquedas con perros especializados en la
localización de restos humanos y con el apoyo de bomberos forestales en un
paraje natural del municipio valenciano de Manuel, donde se perdió el rastro de
Marta Calvo, aunque de nuevo infructuosas.
El último dispositivo
de búsqueda tuvo lugar el pasado mes de octubre en una casa abandonada situada
entre las localidades valencianas de Manuel y Villanueva de Castellón, unas
pesquisas que se planificaron a raíz de las declaraciones de una mujer que en
su momento creyó identificar al sospechoso en la zona.
LA VÍA JUDICIAL
En la vía judicial, ha
prestado declaración una decena de mujeres que sobrevivieron a los encuentros
sexuales con el acusado y relataron las prácticas que sufrieron, consistentes
en la introducción de cocaína “a traición” en sus genitales.
Tras la acumulación de
todos los procesos, Jorge Ignacio P.J. deberá responder por 33 acusaciones
sobre diez mujeres (siete vivas y tres fallecidas) y por los delitos de
asesinato, agresión sexual, omisión del deber de socorro, delito contra la
integridad moral de las víctimas y contra la salud pública.
Este joven colombiano
de 38 años seguirá previsiblemente en prisión, a pesar de que el próximo mes de
diciembre cumple dos años de encierro preventivo, dado que el juez instructor
ya ha convocado a las partes como paso previo.
Su vida en la
penitenciaría no está siendo fácil, dado que ha tenido varios problemas de
convivencia y enfrentamientos con otros reclusos, y el pasado mes de diciembre
fue trasladado de la prisión de Picassent (Valencia), donde permanecía desde
que se entregó a la Guardia Civil, a la castellonense de Albocàsser.
PERFIL DEL SUPUESTO
ASESINO
Según varios informes
psiquiátricos y forenses que obran ya en el sumario del caso, Jorge Ignacio
P.J. "no presenta alteraciones psicopatológicas, ni síntomas de enfermedad
mental, ni deficiencia mental, ni trastorno mental alguno".
A juicio del
criminólogo valenciano Vicente Garrido, es un "asesino en serie" o
"depredador letal" al que define la "compulsión por matar",
un "homicida sexual sádico" en lo que lo fundamental es la
"obtención total del dominio y control sobre la otra persona".
Así lo indica en un
informe solicitado por el letrado valenciano Juan Carlos Navarro, que ejerce la
acusación en representación de las otras dos jóvenes fallecidas supuestamente a
manos de este hombre.
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