Las imágenes de la devastación que ha dejado la última DANA en la provincia de Valencia, el pasado 29 de octubre, han vuelto a poner sobre la mesa una realidad incómoda: la falta de previsión y la responsabilidad polÃtica en la gestión de fenómenos meteorológicos extremos. Como siempre, en medio de la catástrofe surgen las preguntas sobre quiénes son los culpables y quiénes no. La respuesta, lejos de ser sencilla, por mucho que algunos partidos quieren circunscribirla a la persona del presidente de la Generalitat, está matizada por décadas de decisiones –o la falta de ellas– en la planificación territorial y la prevención de inundaciones.
LOS CULPABLES CON MATICES
Carlos Mazón y la responsabilidad reciente
Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, ha sido criticado por su gestión de la crisis, en especial por la lentitud en la activación de medidas de emergencia y la falta de infraestructuras para mitigar los efectos de las lluvias torrenciales. Sin embargo, su papel debe contextualizarse. El 29 de octubre habÃa decretada alerta roja, pero la famosa alarma lanzada a las 20.11 y las distintas versiones de las horas previas, han sido aprovechados por la izquierda para pedir su dimisión dÃa sÃ, dÃa también. La justicia está investigando respecto a responsabilidades penales, pero las polÃticas tienen otras dimensiones, complejas, compartidas, que incluyen a Mazón pero también a otros polÃticos con responsabilidades autonómicas y municipales, sin olvidar que si el Estado español hubiese hecho su trabajo respecto a la prevención, hoy no estarÃamos lamentando la gravedad de la tragedia.
Pedro Sánchez y la responsabilidad del Estado
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mostrado solidaridad con los afectados y ha prometido ayudas para la recuperación. Sin embargo, su papel previo a la DANA también es cuestionable. La administración central, bajo diferentes gobiernos, ha ignorado la ejecución de infraestructuras clave para prevenir inundaciones en la Comunitat Valenciana. Informes técnicos advertÃan del riesgo en barrancos y rÃos, pero estas obras nunca se llevaron a cabo. Tanto el PSOE como el PP, que han gobernado España durante los últimos 40 años, han incumplido estas recomendaciones y han postergado las inversiones necesarias. A Pedro Sánchez se le recrimina, con razón, igual que a Mazón, que no haya pisado las zonas afectadas; para ser exactos, sólo una vez. La lentitud en el envÃo de recursos humanos los primeros dÃas y la llegada de ayudas es responsabilidad del Gobierno de España y de la Unión Europea; cinco meses después numerosos municipios afectados, especialmente algunos como Paiporta o Catarroja, siguen devastados.
CompromÃs: un cheque en blanco al PSOE
CompromÃs, que gobernó la Comunitat Valenciana junto al PSPV hasta hace casi dos años, tampoco dejó un legado de mejoras significativas en este ámbito. A pesar de haber tenido la oportunidad de presionar al PSOE a nivel nacional para ejecutar las obras de prevención, no lo hizo. En lugar de exigir soluciones concretas, se limitó a respaldar las polÃticas del gobierno central sin condicionar su apoyo a cambios estructurales reales. Alguna pregunta de Carles Mulet al respecto de las inversiones en obras hidráulicas, pero poco más; un cheque en blanco.
El Estado español: el gran ausente
La administración central tiene una responsabilidad directa en la ejecución de obras hidráulicas de gran envergadura, muchas de ellas postergadas durante décadas. La Comunitat Valenciana es una de las regiones más vulnerables a las lluvias torrenciales -se han olvidado de las riadas de 1957 y 1982 y los fenómenos de gota frÃa en muchos otoños-, y sin embargo, las inversiones han sido insuficientes. Se ha priorizado la reconstrucción tras los desastres en lugar de la prevención, perpetuando un ciclo de emergencia y gasto ineficaz.
La sociedad valenciana y la falta de exigencia
La indignación ciudadana contra Mazón ha sido inmediata, pero, ¿por qué no hubo la misma presión sobre los gobiernos anteriores? La falta de exigencia de la sociedad valenciana a sus gobernantes ha permitido que la DANA vuelva a causar estragos sin que las infraestructuras necesarias estén operativas. Además, el 29 de octubre ya habÃa una alerta roja que advertÃa de la gravedad del fenómeno, lo que deberÃa haber impulsado una mayor precaución tanto por parte de las autoridades como de la población. Siempre nos manifestamos cuando ya es tarde.
LOS INOCENTES
Las vÃctimas de la DANA
Los afectados por las inundaciones no son responsables de la tragedia que les ha golpeado. Han sufrido las consecuencias de una mala planificación y una falta de inversión en infraestructuras. Pero más allá de los daños materiales, la DANA ha dejado un rastro de dolor y pérdida imposible de reparar.
Las vidas arrebatadas por la violencia del agua no pueden reducirse a simples cifras en un informe. Familias destrozadas, hogares anegados, personas que lo han perdido todo en cuestión de horas. Vecinos que vieron cómo la corriente arrastraba coches, muebles, recuerdos… y en el peor de los casos, a sus seres queridos. Padres que no volverán a abrazar a sus hijos. Hijos que se quedan huérfanos en un instante. Cada vÃctima es una historia truncada por la negligencia de quienes pudieron haber hecho algo y no lo hicieron.
No se trata solo de quienes han muerto, sino también de los damnificados, aquellos que ahora miran con impotencia las ruinas de lo que antes era su hogar. Pequeños comerciantes que ven cómo una vida de esfuerzo se convierte en lodo. Ancianos que han tenido que ser rescatados de sus casas inundadas, con la angustia de no saber si podrán volver. La tragedia de la DANA no se mide solo en litros de agua caÃda, sino en la desesperación de quienes han quedado a su merced.
Los alcaldes: la lucha desde lo local
Los alcaldes de los municipios afectados han sido, en muchos casos, los primeros en responder y los que han dado la cara ante la ciudadanÃa. Son ellos quienes han gestionado los primeros momentos de la emergencia, muchas veces con recursos insuficientes y sin el apoyo necesario de las administraciones autonómica y estatal. En lugar de ser señalados, deberÃan ser escuchados, ya que son quienes mejor conocen las necesidades de sus municipios. Cierto es que no todos reaccionaron igual, a alguno le costó ponerse al frente de la catástrofe, pero qué podemos recriminar a dirigentes que vieron desaparecer vecinos, viviendas, comercios... sin que llegara más ayuda que la de los voluntarios en un primer momento.
Conclusión: una responsabilidad compartida
La DANA ha vuelto a mostrar que la falta de previsión y la gestión ineficaz de los recursos públicos agravan los desastres naturales. Es fácil buscar culpables en el presente, pero la realidad es que las responsabilidades están repartidas en el tiempo y entre diferentes actores polÃticos y sociales.
La solución pasa por un compromiso real de todas las administraciones, independientemente de su color polÃtico, para ejecutar las obras necesarias y garantizar que la Comunitat Valenciana esté preparada para futuras DANAs. Y, sobre todo, por una ciudadanÃa que no espere a la próxima catástrofe para exigir lo que es su derecho: seguridad y planificación para un futuro menos vulnerable. Comprendo el dolor y la rabia de los damnificados, todo mi respeto hacia ellos.