Aprendizaje activo en las clases de inglés de los sábados de Caxton College. / EPDA Para que un alumno hable bien inglés, sea cual sea su edad y su nivel, es fundamental que, cuanto antes, comience a pensar en inglés. Por eso, es muy recomendable que a diario se envuelva de experiencias inglesas, tanto en el aula como en su vida cotidiana, para comenzar a comunicarse de manera fluida sin tener que traducir literalmente del español.
Por este motivo, uno de los requisitos básicos para aprender con eficacia la lengua shakespeareana consiste en sumergirse en un entorno con un profesorado nativo y especializado donde todos los estímulos que el alumno reciba le permitan interiorizar el nuevo idioma.
Sea cual sea el tiempo semanal que el alumno dedica al estudio del nuevo idioma, es importante que, tanto en el aula como fuera de ella, refuerce su aprendizaje viendo la televisión, escuchando podcasts, teniendo lecturas en versión original o escribiendo en las redes sociales. Con esta relación el alumno se habituará a escuchar frases coloquiales y estructuras lingüísticas que irá consolidando y, sin darse cuenta, paulatinamente comenzará a expresarlas de manera mecánica, sin buscar equivalentes en su idioma materno.
Las experiencias afectivas que nos ofrecen las conversaciones con otras personas son un aliciente para el proceso de aprendizaje del nuevo idioma que nos ayuda a tener mayor agilidad mental y en definitiva a pensar sin traducir del español. Por ello, es aconsejable acudir a cursos donde el ambiente sea completamente británico y las clases sean eclécticas, abiertas, con multitud de experiencias emocionales que potencien el interés del alumno por continuar agrandando su conocimiento.
Dando pasos de este tipo el cerebro comienza a asimilar y a interpretar el inglés de manera natural. Algunas técnicas que ponen en práctica desde la academia de Caxton College y que ayudan a agilizar este proceso, tal como asegura Laura Coeli, coordinadora de los programas de inglés de este colegio británico, tienen que ver con el abandono del libro de texto convencional entre las edades más tempranas para sustituirlo por cuentos tradicionales, canciones y otras fuentes creativas. De este modo, el niño aprende divirtiéndose y al activarse sus emociones es más fácil que retenga y memorice todo lo aprendido. A los alumnos más mayores también se les dota de “recursos didácticos que llamen su atención para que a través de sus gustos personales aprendan con interés y adquieran el inglés con mayor facilidad”, enfatiza Coeli.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia