Panes cubiertos con una servilleta. / EPDA Cada tres de febrero el calendario de las fiestas litúrgicas nos
recuerdan la celebración de San Blas, que fue médico, obispo de Sebaste
en Armenia, y mártir cristiano. Su vida fue eremítica en una cueva en
el bosque del monte Argeus, que convirtió en su sede episcopal, y que
con el paso de los años se convirtió en abogado contra los males de
garganta.
Muchos pueblos lo tiene por patrón celebrando con diferentes actos,
que recuerdan la popularidad del santo, y que esas tradiciones forman
parte de la vida de cada comunidad tanto vecinal como parroquial.
Casinos desde 1789 celebra cada tres de febrero esta fiesta con la
bendición de los panes y rollos de San Blas, que tradicionalmente
vendían las hijas de María para recaudar fondos para la fiesta, y una
vez desparecida esta fiesta fueron las Clavariesas de la Virgen de los
Dolores las encargadas de continuar con esta costumbre.
Este año no hay Clavariesas, pero si se ha mantenido la costumbre y
en la Eucaristía del día de la fiesta fueron muchos vecinos de Casinos
los que acudieron a la Parroquia de Santa Bárbara para que fueran
bendecidos los panes. Fue un momento agradable, pues además del encanto
que pueda suponer el acto, los panes estaban en cestas cubiertas con
paños de acertados bordados y selectos colores, siendo esta una forma de
mantener viva la tradición.
Una señora me comentaba, “Esta servilleta, con la que cubría los
panes es de la abuela secretaria (su esposo fue en el siglo pasado
secretario del Ayuntamiento de Casinos), y la cesta también es muy
antigua…” Más de cien cestas bendijo el Cura Párroco de Casinos, Enrique
Saiz, el que advirtió del buen aroma que se respiraba en el altar
mayor.
San Blai ayer recibió el homenaje de las vecinas y vecinos de
Casinos, que además de participar en la fiesta, después pudimos degustar
esos panes que forman parte del recetario gastronómico de Casinos.
Si alguien quiere probarlos la tarde del 16 de agosto, también se venden en la Ermita de San Roque.
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