Vicente Javier Mas Torrecillas. /EPDA La inteligencia cultural es aquella que reconoce que los diferentes miembros de un grupo pueden tener diferentes formas de pensar o expresarse. Es evidente que la alicantina que está al mando del Ayuntamiento, la Carrasco, (¿porque sabían que es alicantina, no?) no reconoce que en la ciudad de Castellón pueden y deben haber personas que piensen diferente a ella. Eso es lo que da riqueza cultural a una población.
Si partimos de esta premisa entenderán perfectamente que la política cultural en Castellón no es que sea inexistente, es que es ridícula. La concejal María España, delegada del ramo, ha decidido, por la gracia de la Carrasco, prescindir de toda aquella persona creativa que sea y se sienta castellonense. Esa pléyade de personas efervescentes que surgieron a lo largo de los años de Miguel Ángel Mulet ya no cuentan para el Ayuntamiento actual. Y por qué, se preguntarán Ustedes. Pues por el simple hecho de no haberle hecho la pelota cuando estaba en la oposición. No me negarán que la Carrasco se parece cada día más a Sánchez. Cualquier día nombra a su marido pregonero en las fiestas del Grao de Castellón (¿o ya lo ha hecho? Igual ha sido solo un sueño).
Pues María España, que sabe mucho de reinas de fiestas, ha marcado ya las directrices de la política cultural de este consistorio: Camela será el referente que sitúe a Castellón en el mapa del Universo conocido y por conocer. “Queremos volver a situar a Castellón en el mapa musical y recuperar el tiempo perdido”. Con Camela, claro. Y se queda tan tranquila la concejal.
¿Solo de música de gasolinera de principios de siglo vive la Cultura en Castellón? No, oiga. Que también han traído dinosaurios a la plaza Mayor. Esos magníficos muñecotes que van de ciudad en ciudad por toda España (anda, coincide con su apellido). Pero … no se vayan, todavía hay más (como decía Superratón). La edil también ha traído juegos de laser. Y, como en los años cincuenta, el gran escaparate cultural de la ciudad ha sido … taaaa chaaaaannnnn: acompañar a los turistas de crucero a dar un paseo por el Mercado Central. Ni Berlanga lo hubiera hecho mejor. Solo le faltó vestirse de lagarterana y hablar con acento andaluz. Rancio, rancio, rancio. ¿Éstos son los que iban a traer el cambio?
La naftalina casa mal con la calidad. Ahí tiene la edil España un auditorio sin contenido, un Teatro Principal intrascendente, un teatro Raval para las cosillas de casa, un espléndido salón de actos en la calle Maura criando telarañas, un Menador … cerrado (ya tendremos ocasión de hablar largo y tendido sobre este tema), unas instalaciones culturales en el Grao muertas de asco. Pero a pesar de todo, la concejal ha asegurado que Camela va a lanzar a Castellón al estrellato cultural para ser referente a nivel mundial. ¿Qué pensarán los músicos de Castellón, y los pintores, y los escultores, y los escritores, y las compañías de teatro amateur, y los diseñadores…?
Hubo un tiempo en el que se podía salir un miércoles, un jueves o el fin de semana y existía un programa cultural con el que la población disfrutaba mientras otros castellonenses creaban. Ahora, se intenta anestesiar a los ciudadanos con fiestitas y fuegos artificiales todos los fines de semana para que parezca que la ciudad no se muere. ¿Quién se atreve a decirle a la alicantina Carrasco que para que algo funcione hay que trabajar? Me temo que nadie, porque levantarse temprano no es algo que contemple su larguísimo y bien pagado equipo de gobierno. Si la cultura se muere con la ciudad, no pasa nada. España trae a Camela, que para algo es Camela de España.
PD: ¿sabrá pedir perdón el pequeño mandarín? La hora se acerca y va a llegar antes de que se sepa lo que hay detrás de las reuniones de penumbra con algún viejo empresario del celuloide.
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