Francisco Sabater. EPDAEn una democracia, la participación ciudadana y la transparencia deben ser pilares fundamentales. Sin embargo, en Paterna, bajo el gobierno del socialista de Sagredo, estas premisas parecen estar cada vez más en entredicho.
Los recientes acontecimientos en el pleno municipal, donde el alcalde retiró la palabra al presidente de la Asociación de Vecinos de Paterna Centro y ordenó el desalojo del público, son un claro reflejo de un estilo de gobierno autoritario que no tolera la crítica ni el disenso.
Es preocupante que en una ciudad como Paterna, la opinión de los vecinos sea sistemáticamente ignorada. Las juntas de barrio, en teoría, un espacio para trasladar inquietudes y propuestas, han quedado relegadas a una función meramente decorativa, sin capacidad real de influir en la gestión municipal, muchas de ellas con los mismos “orden del día” con los problemas sin solucionar. Asimismo, los registros de entrada donde los ciudadanos presentan sus quejas y solicitudes son, en la mayoría de los casos, un mero trámite burocrático que no recibe una respuesta efectiva.
Cuando un gobierno impide el debate, ignora a los vecinos y rehuye la transparencia, nos encontramos ante una democracia debilitada. La peatonalización de la Calle Mayor es un ejemplo de ello: un proceso llevado a cabo sin la debida consulta, con una falta de información alarmante y con la imposición de decisiones unilaterales.
¿Hasta cuándo se permitirá que el gobierno de Sagredo siga actuando de espaldas a los ciudadanos? ¿Por qué las preocupaciones de los vecinos no son atendidas con la seriedad que merecen?
No se trata de un caso aislado. La falta de transparencia también se refleja en otros aspectos de la gestión municipal. Obras y proyectos se llevan a cabo sin explicaciones claras, el acceso a la información es limitado y las respuestas del gobierno local son, en el mejor de los casos, evasivas. ¿Es esto una verdadera democracia?
Paterna merece un gobierno que escuche a sus vecinos, que rinda cuentas y que fomente la participación real. No se puede hablar de democracia cuando las decisiones se toman desde el autoritarismo y la imposición.
¿Responderá el senador Sagredo a estas demandas, o seguirá gobernando de espaldas al pueblo?
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