El secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, ha dado este sábado un paso atrás en el liderazgo de la segunda federación socialista de España, un partido a cuya dirección llegó en 2012, con el que ocupó la presidencia de la Generalitat durante ocho años, y que ahora abre nueva etapa.
Siete meses después de la derrota en las elecciones autonómicas, que situaron al PSPV-PSOE en la oposición tras dos legislaturas al frente de la Generalitat y empezaron ya los posicionamientos internos para una posible sucesión, Puig ha comunicado ante el máximo órgano entre congresos que da "un paso atrás para que el proyecto dé dos pasos adelante".
Nacido en Morella (Castellón) hace 64 años -cumplirá 65 en enero-, Puig lleva tres décadas en política, durante las que ha sido jefe de gabinete del expresident de la Generalitat Joan Lerma, diputado provincial, autonómico y nacional, alcalde diecisiete años de su localidad natal, president de la Generalitat y senador.
En 2012 se convirtió en el sexto secretario general de la historia del PSPV-PSOE, en un momento en el que los socialistas valencianos seguían en la larga travesía del desierto que iniciaron en 1995 tras perder la Generalitat en favor de un PP que se mantendría dos décadas en el poder, en las que cambiaron varias veces de dirigentes.
Sin embargo, las elecciones autonómicas de 2015 permitieron a los socialistas, pese a haber obtenido los peores resultados de su historia, regresar al Palau de la Generalitat gracias a un acuerdo de gobierno con Compromís y Unides Podem -el pacto del Botànic-, que se reeditó en 2019, esta vez ya con los socialistas como el partido más votado.
Durante esos ocho años, Puig se afianzó como uno de los principales 'barones' socialistas -la Comunitat Valenciana era la legislatura pasada la comunidad más grande gobernada por el PSOE-, a pesar de que hubo momentos de falta de entendimiento con el Gobierno de Pedro Sánchez, como cuando impulsó una reforma fiscal valenciana.
Fueron dos legislaturas que permitieron a Puig curtir su talante conciliador, al tener que negociar a diario con los otros dos partidos en un Consell donde no faltaron las tensiones internas, como cuando en 2019 convocó elecciones anticipadas pese a la negativa de Compromís, o cuando en 2022 dimitió Mónica Oltra de vicepresidenta tras ser imputada y alegó que se iba para no dar "coartada" a los socialistas para echar a su partido del Ejecutivo.
Puig presidió un Consell que tuvo que hacer frente a la pandemia -la etapa más dura de su gestión, según admite- y a los efectos de la guerra en Ucrania, durante el que se afianzó el diálogo social y se logró que Volkswagen apostara por este territorio para instalar su gigafactoría de baterías eléctricas.
También fue necesario superar discrepancias sobre las medidas del Consell del Botànic contra el coronavirus o la forma de elaborar los presupuestos autonómicos, para lo que Puig tuvo que echar mano del talante tranquilo que le caracteriza, sin que nunca se le oyera públicamente una palabra más alta que otra.
Confiaba en seguir en el Palau de la Generalitat por tercer mandato consecutivo, pero aunque el PSPV mejoró resultados las urnas decidieron en mayo el cambio de ciclo en un Consell donde ahora gobiernan en coalición el PP y Vox, con el popular Carlos Mazón de president, lo que pilló con el pie cambiado a los socialistas.
Puig anunció entonces que se quedaba par liderar la oposición y mantuvo el escaño de diputado autonómico, que en julio pasó a compatibilizar con el de senador territorial, lo que conllevó que estuviera ausente en algunos plenos del Parlamento valenciano, algo que el PP se ha encargado de afearle cada vez.
Los movimientos internos en el partido comenzaron ya con la elaboración de las listas para las elecciones generales de julio, en las que los secretarios provinciales de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, y de Alicante, Alejandro Soler, lograron que Ferraz introdujera modificaciones en las listas iniciales de la Comunitat Valenciana.
Su nombre sonó en la quinielas para ser ministro en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, aunque finalmente este optó por confirmar la continuidad en su Ejecutivo a la ministra de Ciencia, la valenciana Diana Morant, a quien muchos apuntan como el posible recambio de Puig.
Unas horas después de que Puig admitiera que se necesitaban "nuevos vientos" en el PSPV-PSOE, Puig ha anunciado en presencia del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, quien ha mostrado el apoyo de la dirección federal a lo que decida el PSPV, la convocatoria de un congreso extraordinario que haga un "reset" en el partido.
Este periodista al que le apasiona la lectura tiene muy presente en su vida política lo que le decía su abuelo - "tú, siempre de izquierdas"- y da ahora un paso atrás agradeciendo el "enorme honor" de haber representado al PSPV-PSOE con un convencimiento: "Lo mejor está por llegar".