Porque si bien este cáncer viviente, empobrecedor, corrupto y destructivo, que tiene a más de siete millones de llaneros huidos de su miserable caos, no para encima de acusar de fascistas o ultraderechistas a cualquier persona que no adora a su ridícula y patética persona.
Un tipo que no sabe decir dos palabras sin acabar diciendo alguna memez, ni sumar seis mas seis sabe, y que lo único que presuntamente sí que hace bien es traficar, robar, torturar y asesinar, es decir un nazi pluscuamperfecto, que encima nos viene dando la chapa con interminables monólogos cantinflescos e insoportablemente machirulos y patriarcales, sobre la paz, la justicia y las conspiraciones que ¡oh pobrecito! padece de la malvada ultracosa internacional ( más o menos como hacía Franco); y tantas jodiendas que expele sin cesar de su pútrida boca.
O tiene la jeta de decirse cristiano un sujeto que ha dejado a los venezolanos sin papel higiénico y sin medicinas. Y que ha sustituido al Todopoderoso por una superchería idólatra del cleptómano ya afortunadamente fallecido. Al que hasta le han dedicado un nuevo y más que ridículo Padrenuestro chavista.
Paranoico asusta viejas que lo único que puede prometer a Venezuela son más campos de reeducación, en verdad de exterminio, para torturar hasta la extenuación a cualquier desviado que ose criticar u oponerse a su perfecto desorden de hiperinflación, desabastecimiento y hambruna.
Mientras él y la siniestra Delcy la fea, y el matón de Diosdado, se enriquecen hasta más allá de lo concebible, con incontables y muy crasas cuentas en Suiza, Rusia, Turquía... Según aseguran los medios de comunicación.
Pero en esto llegó Corina, comandando al pueblo más que harto de tantas mentiras y de
tantas miserias y con un buen derechazo puso al payaso contra las cuerdas.
Por eso Bendita que seas por siempre María Corina... y olé con olé tus gloriosos ovarios!
Y que te quiten lo bailao!!!