Lo menos que se le ha llamado estos días a José Luis Ábalos es 'pichafloja'. Se han escuchado adjetivos, la mayoría descalificativos, por su presunta implicación en una trama de corrupción que recuerda a la serie 'The Deuce' o 'El Inocente'. Ábalos, el todopoderoso secretario de Organización del PSOE -el número 2 de Pedro Sánchez- y ministro de Fomento, que fue apartado de forma abrupta y sin explicaciones por la persona a la que ayudó a encumbrar después de su caída en desgracia en el Parlamento español. Pedro Sánchez volvió de entre los muertos gracias, en buena parte, a Ábalos, el valenciano de Torrent que siempre jugó un papel decisivo en la federación socialista valenciana desde la gestora de Francisco Granados y hasta que se enfrentó a Joan Ignasi Pla en el congreso del PSPV-PSOE de Alicante y venció el de Atzeneta d'Albaida. Pero su papel fundamental en la toma del control del PSOE de Pedro Sánchez, sino que también fue decisiva en el año 2000 en el 35 Congreso Federal, cuando fue el único líder de la federación valenciana que apostó por un desconocido José Luis Rodríguez Zapatero, quien se impuso por 9 votos al candidato del aparato, José Bono, así como a la guerrista Matilde Fernández y Rosa Díez, quien después fundaría UPyD. A ésta, precisamente, la apoyaba Joan Ignasi Pla, mientras que el lermismo optaba mayoritariamente por Bono.
José Luis Ábalos ha sido una de las figuras más influyentes del PSOE en las últimas décadas, aunque su trayectoria ha estado marcada por altibajos. Su papel en la política nacional ha sido determinante en momentos clave, como el ascenso de José Luis Rodríguez Zapatero en el 35º Congreso Federal del PSOE en el año 2000 y, años después, en el regreso de Pedro Sánchez tras su caída en 2016. Sin embargo, la misma estructura de poder que ayudó a construir ha terminado relegándolo a la marginalidad dentro del partido, especialmente tras su abrupta salida del Gobierno y su implicación en polémicas recientes.
El arquitecto del ascenso de Zapatero
En el año 2000, el PSOE se encontraba en una encrucijada tras la derrota electoral ante el PP de José María Aznar. Felipe González había dejado el liderazgo años atrás y el partido buscaba un nuevo rumbo. Fue en este contexto donde José Luis Ábalos desempeñó un papel crucial en el 35º Congreso Federal, apoyando la candidatura de un joven José Luis Rodríguez Zapatero, quien finalmente se impuso a pesos pesados del partido como José Bono.
Ábalos, entonces secretario general del PSOE en la provincia de Valencia, fue uno de los operadores clave en la sombra que trabajaron para que Zapatero se hiciera con la dirección del partido. Su habilidad para tejer alianzas y movilizar apoyos internos lo convirtió en una figura respetada dentro del PSOE, ganándose la confianza de sectores que buscaban una renovación en el liderazgo socialista. Por Ábalos, entró de vocal en la federación socialista Gloria Calero y esto se traduciría más tarde en su candidatura a la alcaldía de Sagunt, primero, y al puesto de delegada del Gobierno de la Comunitat Valenciana, más tarde. Porque a Ábalos se le atribuyen todos los males, pero siempre fue un hombre que impulsó a sus peones y seguidores.
El regreso de Pedro Sánchez: un soldado leal
Años después, cuando Pedro Sánchez fue forzado a dimitir como secretario general del PSOE en 2016 tras un golpe interno liderado por Susana Díaz y los barones del partido, Ábalos se convirtió en uno de sus principales aliados para el regreso. En el proceso de primarias de 2017, donde Sánchez se impuso contra todo pronóstico a la candidatura oficialista de Díaz, el valenciano desempeñó un papel estratégico clave.
Como uno de los primeros dirigentes en apostar abiertamente por la vuelta de Sánchez, Ábalos se ganó su confianza y, una vez Sánchez recuperó el liderazgo del PSOE, fue recompensado con cargos de máxima relevancia. Se convirtió en secretario de Organización del partido y, tras la llegada de Sánchez a la Moncloa en 2018, asumió el Ministerio de Fomento, luego rebautizado como Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Desde esa posición, se consolidó como uno de los hombres fuertes del Ejecutivo.
El declive: escándalos y caída en desgracia
Sin embargo, la trayectoria de Ábalos comenzó a torcerse con su cese como ministro en la remodelación de Gobierno de 2021. Aunque oficialmente se presentó como una renovación natural, la salida de Ábalos marcó el inicio de su declive político. Su vinculación con el llamado caso Koldo, una trama de corrupción en la compra de mascarillas durante la pandemia, ha terminado de hundir su imagen pública y ha provocado que el PSOE lo margine completamente.
Ábalos pasó de ser un estratega clave a un líder denostado, una figura que, tras años en la cúpula del poder, ha quedado relegada a la sombra de la historia reciente del PSOE. Su caída en desgracia, sin embargo, ha sido clave ahora para que sus seguidores hayan apoyado mayoritariamente a Carlos Fernández Bielsa en el reciente congreso provincial frente al candidato del aparato del PSPV-PSOE y la propia dirección federal que lidera Pedro Sánchez, Robert Raga.
Con la caída de Ábalos, lo hace el socialista valenciano más influyente de la democracia después de Ciprià Císcar.