Ya me gustaría a mí y a todos, pero no, la rallada imperialista de Putin continúa y los de Zelenski resisten. Lo que ocurre es que un nuevo frente se ha abierto en la franja de Gaza y los medios de comunicación, como les ocurre a las personas en el amor, o mejor desamor, se acuerdan que un clavo quita otro clavo y los focos se apagan en Ordesa (siempre fuente de conflictos) y giran hacia Oriente Medio, donde terroristas de Hamás y judíos mega militarizados mantienen una cruzada milenaria que, a buen seguro, a los pobres palestinos hace tiempo que se la trae al pairo, máxime cuando se convierten en las principales víctimas.
Lo lastimero en el plano informativo es ver como este tipo de noticias pasan de la primera plana, de la home page, de los primeros puestos del time line para acabar en un segundo, tercer plano o lejos de ese skroll con el que se manejan con más destreza nuestros hijos. Cierta penilla da ver también ahora al corresponsal de turno de la televisión pública o privada, desplazado en 'un tres i no rés' de Kiev a Gaza, con camisa distinta, eso sí, pero manteniendo ese mismo tono de pose emocional que con el paso de los días ya empieza a sonar impostado.
Y mientras tanto, los políticos lanzando mensajes de rechazo, deseando el fin de las hostilidades, reclamando vía libre para la ayuda humanitaria y con tantas y tantas palabras vacías que se repiten cada vez que estalla un nuevo conflicto.
Apena ver como hay zonas de tensión que se convierten en un campo de batalla, donde las víctimas siempre son las mismas, los más débiles y en los que la denominada 'comunidad internacional' es incapaz de templar gaitas y los medios de comunicación, mientras tanto, van moviendo el foco para no cansar a la audiencia.