Aristóteles decía “Los jóvenes de hoy no tienen control y están siempre de mal humor. Han perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es la educación y carecen de toda moral.” Platón abundaba en ello: “¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? Faltan al respeto a sus mayores, desobedecen a sus padres. Desdeñan la ley. Se rebelan en las calles inflamados de ideas descabelladas. Su moral está decayendo. ¿Qué va a ser de ellos?”. Incluso podemos ir 4.800 años atrás en el tiempo y leerlas siguientes inscripciones de una tablilla asiria: “En estos últimos tiempos, nuestra tierra está degenerando. Hay señales de que el mundo está llegado rápidamente a su fin. El cohecho y la corrupción son comunes”.
Lamentablemente la historia del mundo nos narra estas actuaciones antiguas y tan llenas de vida en nuestros días. Ayer mismo hablaba de la muerte súbita, de la resaca post fiestas, y hoy nos encontramos con una tragedia que azotando París, resuena en todos los puntos del mundo. Y ahora vienen los días de luto, las medidas (siempre tomadas a tiempo) las lamentaciones, la tristeza, las exclamaciones nacidas de nuestras bocas y maltrechos corazones cuando con frialdad vemos esos disparos espantosos “pobres” “pobres”… ¿Qué hay de nuevo en este historia que hoy nos acongoja y perturba? No hay nada nuevo, salvo una constante olvidada: al no tener educación perdemos el respeto.
“Si con una buena educación y un natural recto [el hombre] llega a ser de ordinario el más divino y el más dulce de los seres, cuando le falta una educación buena y bien llevada se convierte en el ser más salvaje de todos los seres que produce la tierra” (Las Leyes, 766 a).
Es hora de plantearnos seriamente donde estamos: ¿Qué nos está pasando? ¿Quién guía nuestros impulsos?, y principalmente ¿Cuál es el sentido de nuestra vida y la espiritualidad del alma? que según la filosofía de Platón, esta alma, la nuestra que es inmaterial y simple no tiene partes, pero si tiene facultades: racional, impulsiva y pasional.
Que contradicción pasar de lo racional a lo impulsivo o a lo pasional. En definitiva, va todo unido, todo ligado al respeto, y sobre todo a la pérdida de la educación cuando dejamos de respetar.
Hoy es un día triste, día de aprendizaje de lo que jamás debemos ni practicar ni olvidar que no se hace, pero sobre todo es un día para plantearnos con extremo rigor, que el mundo en el que nos ha tocado vivir, no está marcado por ese pasodoble que lleva por título “Camino de rosas”.
Hoy el camino está ensangrentado por la falta de respeto, y en medio de tanta desesperación, solo cabe un momento para el silencio, mirar dónde estamos y poner todos juntos un punto de inflexión donde empezar, y ese punto arranca examinándonos de nuestra educación y el respeto que somos capaces de generar. No a ningún tipo de violencia, no a ninguna agresión. No a la muerte sin piedad. Solo Dios es quien nos ha de juzgar en el momento supremo, siendo Dios de vivos y muertos.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia