José Salvador Murgui. EPDA Y
pasó el 22 y el 23 de marzo. Hoy es el día de las conclusiones, de
los porqués, del cómo ha sido. Nada nuevo. Hoy hay cuatro clases de
reacciones, los que “hemos ganado”, los “que no sabemos qué ha
pasado y quien tiene la culpa”, los “que hay que cambiar el
discurso” y finalmente “los que siguen sin querer ver lo que ha
pasado” es decir, los que miran hacia otra parte.
Entre todas esas
reacciones posiblemente nadie es responsable de nada, entre otras
cosas porque nadie ha dimitido hasta el momento, nadie se
siente castigado, aunque la pérdida de votos sea monumental, y
nadie entiende lo de los nombramientos a dedo, (presuntos culpables
de las derrotas) aunque quien lo pone de manifiesto haya sido
mombrad@ con el mismo sistema.
Nadie se explica
cómo las encuestas han cuadrado con los resultados, y mucho
menos se da crédito a que minorías desconocidas hasta hace cuatro
días estén cobrando un protagonismo importante. Son
reflexiones que el contribuyente, el ciudadano de a pie, el
estudiante joven que empieza a descubar el juego electoral, se hacen
desde anoche.
Sin embargo todo
lo que no es “extrapolable” lo que no se puede aplicar de unos
resultados electorales a otros, en estas elecciones andaluzas, se ha
visto “corregido y aumentado”, de nada sirvieron los avisos a
navegantes las pasadas elecciones europeas, los cantos de sirena
populistas quedaron reducidos a eso, a cantos de sirena en alta mar,
donde poco se escucharon y mucho menos se entendieron.
Nadie pensaba en
un voto de castigo cuando nada hay que castigar, todo quedaba en
manos de una profunda recuperación económica que no acaba de
llegar, o en una “maldita corrupción” que apunto está de
acabar. Hoy alguien ya piensa que “algo” en el discurso se
tendrá que cambiar.
Personalmente a
eso le llamo “tristeza de amor” las parejas modernas antes de
separarse “se dan un tiempo” y yo digo que eso es precioso, es de
gente civilizada y madura, pero el tiempo se nubla, y viene una
fuerte tormenta cuando aparece la tercera persona.
Aquí ya han
aparecido las terceras y las cuartas personas, pero creo que
esta vez han aparecido en forma de “huésped”, “venimos
para quedarnos”. Y no son cantos de sirena, ni susurros al oído,
no, se está proclamando a viva voz lo que pide el pueblo y como
tantas veces se ha dicho el pueblo pide y necesita una profunda
REGENERACIÓN.
Centremos la
mirada en los ojos de las personas y no desviemos la imaginación,
las urnas han hablado, la encuesta real se ha escrutado, porque el
pueblo se ha manifestado. La unión hace la fuerza, pero el exceso de
fuerza trae la división. El orgullo es vencido por la humildad, el
tiempo da y quita razones… Hoy es el día de REFLEXIÓN.
Queda poco
tiempo, hay muchas razones demandando justicia, no revancha; si
reivindicando la dignidad, la solidaridad, la escucha, la atención
humana, la sensibilidad. Hoy hay muchas ganas de despachar el orgullo
y la prepotencia. Hoy el pueblo tiene sed de paz social.
Desde la
sensatez, desde la cordura, desde el respeto, desde el saber dónde
empieza la verdad y hasta donde llega la mentira. Hoy es el día de
mirar al interior y descubrir que “esto” es un proyecto de todos
y para todos, nadie puede quedar excluido. Todos somos una parte viva
de la historia.
Reflexiona
político, las urnas son como el anuncio: “El algodón no engaña”.
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