Murgui se siente libre. FOTO EPDA Decía
Camilo Sesto en una preciosa canción romántica que en mi adolescencia y
juventud la oíamos mientras bailabamos “lento”, es decir, “cogidos”
la chica y el chico, como se ha bailado toda la vida menos ahora: “Tan solo una mirada y ya te
comprendo tan solo un pensamiento nos une a los dos. Una palabra y ya te
siento, por ti he llorado, por fuera y por dentro, me basta pensar en ti, y ya te tengo...”
A la hora de escribir esta columna cuando discurren los primeros
minutos del lunes, después de haber vivido la Crida 2015, y pasar un fin de
semana entretenido, comentando, discutiendo que si las señas de identidad se
respetan o no, que si el valenciano, o el catalán, que si hay que desgastar a
unos para que triunfen otros, me viene a la cabeza lo que cantaba Camilo: un
pensamiento nos une a los dos (a ti y a mí) una palabra y ya te siento, porque
esa palabra es mi tierra que es tu tierra. Porque cuando quiero lo mejor para
mí, en definitiva lo estoy queriendo también para ti ciudadano de a pie, y
porque hay cosas mucho más importantes que enzarzarnos en vanidades que solo conducen
al agotamiento y a la impotencia física.
“Yo tengo un alma blanca, que está envejeciendo, y tengo
tanto que darte y todo se está perdiendo. Mi vida camina sobre un alambre, yo he nacido para
sufrir, porque he nacido para ti.” La canción sigue con esta letra, y me vale
para mí que tengo vocación de amar y servir a mi pueblo. Y como tengo esa
vocación, hoy escribo por todos los que tenemos el alma blanca, hoy escribo porque
se respeten todos los que tienen tanto y tanto que dar a los demás porque es su
vocación de servir, hoy hablo por aquellos que caminan sobre un alambre porque
jamás pisaron el duro metal de la corrupción de la mentira o del engaño, y
también hago mías las palabras de los que desinteresadamente nacieron para
sufrir, porque como dice la canción: “he nacido para ti.”
Sí, así es, cuando uno nace para los demás y lo hace con entrega
y rectitud, no merece ser vilipendiado con palabras vacías y sin argumentos,
los argumentos sólidos se guardan para cuando alguien está cargado de razones
porque lo hace mal y no ha nacido para los demás sino que nace para él.
Siempre hay que distinguir cuando uno es de de uno y para uno, o cuando uno es
de todos y su yo no le importa, porque lo que realmente le importa es el otro,
eres tú.
La única verdad que avala a las personas que van con las manos
abiertas y tendidas hacia los demás es ésta: “Si volviera a nacer,
volvería a quererte sin remedio... Si volviera a nacer volvería a perderte sin
remedio… No hagas caso de
lo que digo y déjame quedarme un
rato o siempre contigo.”
No hagas caso de lo que digo, ni mucho menos hagas caso de lo
que digan cuando solo se dice por difamar y hacer daño, haz caso de lo bueno
que se hace, de lo bueno que se dice, de lo hermoso que es hacer el bien, de lo
bueno que es presentarse como es cada uno y que te acepten, de lo maravilloso
que es potenciar lo bueno que sabe hacer cada uno, lo digno que es poner lo que
tú tienes al servicio de los demás y sobre todo, tener la conciencia tranquila
de que cuando uno ama de verdad, ama porque quiere, y lo más grande, ama sin
esperar nada a cambio.
Si volviera a nacer, volvería a quererte, ¡SIN REMEDIO! Si todos
los que han desestabilizado el sistema y la historia se hubieran creído esta
frase, no habría crisis, ni desahucios, ni parados, ni hambre, ni desnutrición,
por que en verdad amaríamos a nuestros semejantes, y no haría falta nadie que
fuera la voz de los que no tienen voz, porque su voz sería la nuestra. Y ahora
queremos matar a la diosa ilusión.
Y acabo la columna como la canción: “Si vas buscando amor
por otros caminos, acuérdate de mí: soy tu mejor amigo… ¡SI VOLVIERA A
NACER VOLVERIA A QUERERTE!” Esa es la reflexión, soy tu mejor amigo, soy
el que te puede en un momento malo tender la mano, soy el camina a tu lado. No
me difames por hacerme daño…no hagas verdad lo de “ si volviera a
nacer , volvería a perderte” no merece la pena perder a nadie ni a
ninguno, el mundo de hoy necesita que sumemos voluntades y sobre todo precisa
que no perdamos tiempo en las hierbas del camino, cuando la siega se nos quema
por el sol.
Y por encima de todo, esto no es como el título de la canción
“Sin remedio”, aquello era para bailar agarrados, lo nuestro es para
estar sueltos y afortunadamente la letra nos dice que sí que hay remedio.
Feliz lunes y feliz semana.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia