José Salvador Murgui La despedida del año no puede ser más apoteósica en la ciudad de
Casinos, en vivo y en directo, en el escenario del Auditorio de la
U.M.C. y a cargo de ese maravilloso y consagrado grupo de artistas que
después de haber realizado a lo largo de los años éxitos de tan gran
intensidad como “Mamma Mía”, “Hoy no me puedo levantar”, “We will rock
you”, “Los 40”, “Priscila”, “Mary Popins”, “Más de cien mentiras” y “La
bella y la bestia” entre otras actuaciones teatrales y espectáculos
musicales, no han cesado en su empeño y trabajo y este fin de año
presentan la inmortal y maravillosa obra, que fue la reina taquillera
del final de los años setenta del siglo pasado, el Musical de Grease.
Los más de cincuenta artistas que llenan el escenario, y se reparten
en un cuerpo de baile, coro, actores, músicos, además del vestuario,
peluquería, maquillaje, decorados, tramoya, técnicos de luz, sonido, y
toda clase de técnicos, atentos a que cualquier detalle, no pase
desapercibido, y está todo sincronizado bajo la exquisita y experta
dirección de Dory Marqués, hacen de estas actuaciones, una selecta
ambrosía donde el arte, la elegancia y la gracia con que se actúa,
penetre en los corazones del público que siempre recompensa con un
patio de butacas en pie, aplaudiendo y pidiendo ese “bis”, que provoca
unos apoteósicos finales de cada elegante pase, que evocan los grandes
teatros de Europa.
¿Cuál es la causa de tanto éxito y de tantos años? Esa causa tiene
por consecuencia, la constancia en los ensayos, la armonización de las
voces con los artistas protagonistas, la espectacular coreografía, que
no deja flecos sueltos, y sobre todo el riguroso y meditado directo.
Aquí no hay dobletes ni playback, aquí todo es en directo, sobre las
tablas y sin papel, y asumir ese riesgo en artistas no profesionales,
aficionados, pero con la garantía de ser buenos músicos, cantantes o
bailarines, les da ese plus de autenticidad que los convierte en
consagrados actores que ofrecen al público: donosura, estirpe y buen
cuerpo, completando unas voces moduladas, claras, y con toda agilidad
para subir y bajar los tonos y las melodías.
No todos nuestros actores tienen rostros clásicos como para portar
un buen traje y representar a un mafioso italiano, de los que se perdían
por las estrechas calles vecinas a la Fontana de Trevi. No todos tienen
rostros intrépidos y rudos, como para representar a un conductor de
carreras callejeras, y camiones remendados, donde en cualquier carretera
pinchan una rueda y tienen que demostrar su fuerza. No todas las
mujeres tienen el cuerpo para lucir lencería, para exhibir y salir...
No todas tienen ese porte para fingir ser una ejecutiva de marketing
neoyorquina, caminando a la hora del desayuno con zapatillas y
auriculares por la Quinta avenida.
Pero si todas y todos, salvando las distancias que nos separan de
esos grandes casting, que hoy imperan en un mundo de glamour, son las
más exquisitas personas que sin buscar parecidos, demostrando aire y
movimiento al actuar , sabiendo moverse en la escena con donaire, dando
de todas y todos ellos lo mejor, para que se sepa a los cuatro vientos,
que en el Auditorio de la Unión Musical Casinense, se presentan con
dignidad, elegancia y abnegación los más atrevidos y estimulantes
espectáculos, que un espectador pueda imaginar en una urbe valenciana de
menos de tres mil habitantes.
Pronto subirá el rojo telón de la Catedral de la música, del arte, de
la escena, la Catedral que con solera amamanta y es amamantada por la
Agrupación Teatral de la Unión Musical Casinense.
Para despedir el año en Casinos, el musical GREASE.
Comparte la noticia