Vicky durante el concurso. FOTO TVE El miércoles los fogones de MasterChef se apagaron, al menos, de momento. La gran gala final de la segunda edición del talent show de la cadena pública se despidió en pleno verano ante más de 3 millones de espectadores y un 25% de la audiencia, liderando ya no solo el share televisivo sino el share social en las redes sociales. Sin embargo, con 2.000.000 de espectadores menos que la primera edición y 7 puntos de cuota de pantalla perdidos por el camino, la despedida de MasterChef2 se volvió agridulce por momentos.
Y no solo por el bajón de audiencia sufrido. En poco más de un año, ha habido un MasterChef1, un MasterChef Junior y un Top Chef (A3) que también gozó del favor del público, ¿saturación de programas culinarios? ¿se está desinflando el boom de programas de cocina? Antena 3 se guarda su formato para otoño, donde el consumo televisivo es mayor y donde, seguro, MasterChef2 hubiera tenido más audiencia que en esta primera-verano. La despedida fue agridulce para MasterChef2 por la crítica sufrida en las diferentes redes sociales que han mostrado el descontento general de la audiencia ante las tornas que, sin embargo, el programa supo retomar a tiempo.
Gonzalo, el viperino cocinero que decidió abandonar casi en la recta final del programa, llegó a desvirtuar la esencia misma del programa como ya os contamos en Todo esto es mi tele. Criticaba a diestro y siniestro, no dejaba títere con cabeza e incluso osó poner de hoja de perejil al “llaverín” de Jordi Cruz, el miembro del jurado más impostado del programa. Gonzalo quería minutos televisivos e hizo un “Es mi momento” al más puro estilo Rosa Benito, abandonando el programa mientras se iba refunfuñando. El primero abandono de toda la historia de todos los MasterChef mundiales. Y él super orgulloso de ello. Anoche volvió, de manera innecesaria, al programa y aclaró cuentas con todos, desde un Cristóbal cuya cara era un poema hasta una Lorena que le daba igual lo que este concursante, más propio de Gran Hermano, dijo de ella.
Y he ahí el problema de este aspirante a cocinero. En su explicación dijo que estaba en un concurso y que todo contaba, hasta su técnica de poner a caer de un burro a todo el mundo. En el último programa hubo un toque de atención a futuros cocineros de una más que segura tercera edición de MasterChef. Esto sí es un concurso pero de cocina, no de convivencia, señaló Jordi Cruz con cara de pocos amigos. Vamos, quien quiera uno de cuchicheos, críticas y puñaladas traperas que se presente a Gran Hermano, donde Gonzalo debería haber ido. Y es que MasterChef estuvo a punto de dar un giro peligroso que productora y cadena supieron corregir a tiempo.
En cuanto a los finalistas, justa victoria de Vicky, la carnicera mallorquina en paro, que una vez más sorprendió con platos e ingredientes arriesgados. Esto ha sido lo que le ha hecho ganar, arriesgarse en la cocina y crear, que es de lo que se trata. Y eso “que yo no soy fina”, que defendía la chica. Ni el #vamosMateo ni la cara de acelga de Emil, el cocinero por encima del bien y del mar, pudieron con la sonrisa más natural de MasterChef2. Una justa victoria y una cocina que merecerá la pena seguir y tener en cuenta. Ahora, para los amantes de la cocina, a esperar la vuelta de Chicote este otoño y la edición junior del programa de Eva González. De momento, a digerir el verano.
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